Ayer, 15 de septiembre, Correos presentaba su nuevo sello para franqueo, en el Ateneo de Madrid. Tiene su razón de ser si pensamos que el protagonista de ese timbre no es otro que Miguel Hernández, el poeta del que este año se cumple el 75 aniversario de su muerte, y que figura como socio ateneísta, personalidad destacada de la cultura durante la II República Española y voz cuya vigencia no ha cedido ni un ápice en todos estos años. En palabras de Leopoldo de Luis, "cuando la poesía es capaz de expresar sentimientos humanos verdaderamente hondos y no meras reacciones corticales, cuando atañe a sentimientos comunes y no a simples exquisiteces, minoritarias y ocasionales, la poesía perdura". Y es que la obra de Miguel continúa siendo de plena actualidad, pese al tiempo transcurrido, precisamente porque su palabra es sincera y enfrenta sin tapujos la realidad del hombre y de lo que le rodea, tocando la fibra sensible de cuantos lectores se acercan a sus versos. Aunque ya tiene Miguel un sello de correos, emitido en 1995, en la serie "Literatura española", donde se recordaba su poema "El niño yuntero", del libro "Viento del pueblo", compartiendo emisión con Juan Valera y su personaje "Juanita la Larga" ¡extraño maridaje, sin duda!, y multitud de sellos "personalizados" emitidos a instancia de particulares o asociaciones, el sello que se presentó ayer en el Ateneo de Madrid creo que es un acierto y hace justicia a todo aquello que Miguel y su poesía representan.
Sellos de correos dedicados a Miguel Hernández. En primer término, el que acaba de emitirse, y en último lugar, el publicado en 1995. El resto, emisiones personalizadas.
Pero cuanto decimos no es sino una excusa para recordar los días extremeños del poeta, sus estancias en estas agrestes tierras, en plena combustión bélica. Llevo investigando sobre este tema en las últimas semanas, también con un motivo filatélico, porque una colección de historia postal sobre la guerra civil española en Extremadura estaría incompleta si no rescata la presencia de Miguel Hernández en la localidad pacense de Castuera, donde habría estado hasta en dos ocasiones, según se desprende del epistolario dirigido a su mujer, Josefina Manresa. El tema ha sido objeto de múltiples estudios, que han analizado fuentes directas, como el periódico Frente Extremeño, 1936-1937, en cuyos números 2 y 3 aparecerían respectivamente los poemas "Campesino de España" y "Viento del Pueblo". La correspondencia con Josefina Manresa, a través de tarjetas de campaña, está llena de múltiples anécdotas y referencias a su estancia en estas tierras, como la que relata lo ocurrido con el reloj, regalo de boda de Vicente Aleixandre, cuyo cristal perdió en un baño en la alberca, o el calor de aquellos lugares, que era grato al poeta: "duermo casi todas las noches bajo una higuera, fuera de casa". Es imposible conseguir el original de las mentadas tarjetas de campaña, al tratarse de piezas únicas, pero el testimonio de la presencia del autor en la ebullición del frente extremeño ha de tener su sitio en la colección en la que ando trabajando desde hace tiempo.
Ejemplo de tarjeta postal de campaña enviada durante los años de la Guerra Civil Española en zona republicana.
De aquellos tiempos extremeños se dice que es la fotografía en la que Miguel aparece, con el puño en alto, arengando a soldados y campesinos, la misma que Joan Manuel Serrat utilizó para ilustrar la carátula de su disco publicado en 1987, con canciones basadas en las letras de sus poemas. Me retiro ahora; volveré a escuchar estos temas, al tiempo que releo los versos de "Cancionero y romancero de ausencias, El hombre acecha, Últimos poemas", en la primera edición publicada en Argentina, en 1963, por editorial Losada.
BIBLIOGRAFÍA
DE LUIS, LEOPOLDO, Aproximaciones a la obra de Miguel Hernández, Ediciones Libertarias, MADRID, 1998, página 175).
PECELLÍN LANCHARRO, MANUEL y MUÑOZ RAMÍREZ, FRANCISCO, Miguel Hernández y el frente extremeño. presencia del poeta en Extremadura. Actas del I Congreso Internacional. Alicante, Elche, Orihuela, marzo de 1992 / coord. por José Carlos Rovira Soler, Vol. 1, 1993, págs. 325-328.