sábado, 29 de diciembre de 2018

Deli Cornejo, ilustradora de poesía

Ahora que apenas quedan unos pocos días para la presentación del libro "Líneas de tiempo", no puedo dejar de dedicar una entrada en este Blog al trabajo realizado por la ilustradora y artista plástica Deli Cornejo, en esta tercera ocasión en que ha colaborado para iluminar los versos de uno de mis libros. Porque ninguno de ellos sería lo mismo sin sus dibujos y láminas expresamente surgidos de la interpretación que con sus lápices y pinceles ha sabido dar a los distintos poemas, sin importar temáticas o estilos. Es indiscutible que nos encontramos ante una artista sumamente versátil, como puede comprobarse a la vista de sus realizaciones, que abarcan campos y territorios tan diferentes como el que ahora nos ocupa      -ilustración de poesía-, pasando por el diseño de portadas y el siempre difícil ámbito de la literatura infantil y juvenil, ello sin olvidar sus trabajos al margen de la ilustración propiamente dicha, demostrando especial facilidad para el retrato y el paisaje urbano. Pero, volviendo a "Líneas de tiempo", las siete ilustraciones que contiene esta obra le han supuesto enfrentarse con unos poemas que marcan precisamente eso, una ondulante y dilatada línea temporal, donde las imágenes debían acomodarse a contenidos bien dispares desde la poética más surrealista y el lenguaje "veneciano" a la evocación de mitos y elementos prerrafaelistas, para terminar discurriendo por cauces de mayor claridad idiomática y vivencial. 

Ilustración para "La Dama de Shalott", incluida en "Líneas de Tiempo"


Ilustración para "Escaparate con muñecas", incluida en "Líneas de Tiempo"

La reproducción e interpretación de escenarios próximos a la mitología como los que se recrean en las láminas que ilustran los poemas de "La Dama de Shalott", tienen sin duda como precedente sus trabajos para mi libro "Arcanos Mayores", donde la artista elaboró un total de diez láminas, en este caso solamente con el recurso del lápiz de grafito (en "Líneas de Tiempo" predominará la aguada), ofreciendo su propia visión de los naipes del tarot de Marsella. 


Ilustraciones para "Arcanos Mayores"

En la misma línea se situarán las portadas que para este libro (reinterpretando el arcano de "El mundo") y para la obra del poeta Santos Domínguez, "Las alas del poema", efectuaría con cromatismos muy diferentes, pero dentro del mismo universo poblado de personajes de índole espiritual, siempre buscando conseguir a través de sus trazos ese difícil equilibrio que tanto cuesta al poeta, artesano y arquitecto de la palabra, pero también del sentimiento y del mensaje. 


Portada para el libro "Las alas del poema", editado por Norbanova en 2012

Porque no siempre es sencillo enhebrar texto e imagen, y más complicada aún es la empresa cuando se trata de poesía. Ese propósito sin embargo lo logrará con éxito en trabajos como los realizados para el libro "El último viaje" (Norbanova Poesía, 2007) también de quien ahora escribe, cuya portada interpreta pincelada a pincelada el discurrir agónico de la obra y la futilidad del tiempo. Igualmente, las ilustraciones realizadas para "El asombro escondido", del poeta Jesús García Calderón (Norbanova poesía, 2010), también con el lápiz de grafito como protagonista, o las  que incluye la antología de José Cercas "Detrás de la  noche" (Baúl de Palabras, 2014) conseguirán ese objetivo de hacer tangible la visión introspectiva que caracteriza los sentimientos del autor en cada caso.  


Ilustración de portada para "El último viaje"




Ilustraciones interiores para "El asombro escondido" y "Detrás de la Noche"

Diferente, tanto por razón de la técnica empleada como por las características del dibujo es la contribución de la ilustradora al poemario "Aqva", de Hilario Jiménez Gómez (Baúl de Palabras, 2016), donde partiendo de gráficos vectoriales dará cobertura al tejido líquido que impregna dicha obra. Completamente distinta, la reescritura de los clásicos con que vestirá la obra "Con Velázquez", de Ana María Reviriego (Baúl de Palabras, 2015), repleta de guiños y transposiciones del genial pintor, cuyo oficio y ambiente son objeto de los poemas. 


Ilustraciones interiores para "Aqva"


Ilustración para la contraportada de "Con Velázquez"


Aunque la mayor parte de sus trabajos los ha realizado para libros editados por la Editorial Norbanova, también ha ilustrado poemas en el ámbito de revistas, tanto de la misma editorial (Norbania), como de otras. Ejemplo de ello son sus colaboraciones para publicaciones como "Álora, la bien cercada""El ático de los gatitos" o "La conserva". 


Ilustración para Norbania 5


Ilustración publicada en la revista "Álora, la bien cercada"


Ilustración para la revista "La conserva"

Así, después de un largo e intenso periplo por los terrenos de la siempre complicada ilustración infantil, vuelve ahora Deli Cornejo al redil de la poesía: con "Líneas de Tiempo". Ahí está su obra, y ya se encuentra trabajando en la iluminación de un nuevo libro de poemas, que podremos disfrutar esta primavera. 



domingo, 23 de diciembre de 2018

Mis lecturas de 2018. Libros que me acompañaron durante el año que acaba

Han sido muchos los libros que han pasado por mis manos en este año al que le restan apenas unas pocas jornadas. Libros de toda clase y condición, de géneros y materias muy dispares. En realidad, todos han terminado haciéndome pensar, afectando, unos más que otros, a mi manera de entender la vida, a mi forma de escribir...  

Allá por febrero, dos acontecimientos iban a marcar en gran medida el itinerario lector de los meses siguientes. Nos visitaba en el Aula de la Palabra de la Asociación Cultural Norbanova el poeta Fermín Herrero, con su lírica sencilla pero intensa y arraigada en los sentimientos más íntimos del alma humana, poesía del hombre y del territorio. Tras escucharle, en aquel salón del Ateneo de Cáceres, confieso haber experimentado una huida poética hacia ese arte de llamar a las cosas por su nombre, de no desdeñar elemento alguno de cuantos nos rodean, por insignificante que pudieran parecer. Buceando en esa lírica de la cotidianidad, de la palabra próxima y grata a las yemas de los dedos, fue fácil devorar las páginas de libros como "Tempero", "Sin ir más lejos", o su último publicado, "Fuera de encuadre". Me llegó su poesía honesta, ligera de equipaje, próxima al crepúsculo que va cubriendo los alcores en las tierras altas de la Meseta.  


El otro hito que me depararía febrero sería la lectura de un libro completamente distinto: "La hoguera de los inocentes", del escritor y amigo Eugenio Fuentes, publicado por Tusquets, en una incursión poderosa y no menos valiente en el territorio siempre difícil del ensayo y la literatura analítica, con el trasfondo de un tema de plena actualidad como el de la injusticia, a través del prisma de las ordalías y la negación del derecho. Para quienes profesamos tareas que tienen que ver con lo jurídico, comprobar hasta qué punto la literatura no ha sido ajena a los devaneos de la balanza y su difícil equilibrio resultó ser una experiencia apasionante, enriquecedora y didáctica. Porque en este libro, Eugenio Fuentes, prescindiendo de sus referentes narrativos, acomete un trabajo cuyo calado y envergadura va asimilándose a medida que sus páginas van avanzando. Estamos ante un libro que sirve de llamada a la lectura de otros muchos, que espolea al lector incitándole a sumergirse en muy diversos mundos, en la vorágine de múltiples historias, todas ellas contagiadas de un envolvente humanismo, espita de una reflexión que en lo que a mí respecta, me ha llevado a indagar senderos y vivencias muy fructíferas en lo personal, impregnando también el tejido de mi propia literatura. Tras leer el libro de Fuentes, la relectura de Kafka se hacía imprescindible. Y pasaron por mis manos "El proceso", "El castillo", entre otros papeles del genial autor checo. Tuve un hueco para entregarme a la distopía de "El cuento de la criada", y regresé a mis clásicos del existencialismo como Sartre y Camus, que reconozco  haber disfrutado y comprendido mejor que la primera vez que los leí, en mis años de mocedad. En este maremágnum de visiones del hombre y de su recorrido vital, ya en verano, todo mi tiempo fue para Manuel Vilas y su "Ordesa", libro que venía a completar la cuadratura del círculo. Obra difícil de definir y encasillar, me atrevería a calificarla como "Poética de la sinceridad". Después de reflexionar sobre el sentido de la vida y los ardides para afrontar el descalabro de la muerte, fue todo un descubrimiento la contundencia del relato de Vilas, su descaro a la hora de enfrentarse a temas no menos que intocables, la facilidad de transmutar la experiencia en palabras, sin miedos ni prejuicios. No pocos capítulos me hicieron sentirme profundamente identificado con el autor. Creo haber perdido la cuenta de las frases memorables que quedaron subrayadas en el texto. 


No me olvidaré finalmente de otro de mis autores de cabecera, el francés Patrick Modiano. De viaje, en los interminables trayectos en tren ida y vuelta Cáceres-Madrid, me sentí que volvía de nuevo a París por unas horas: "En el café de la juventud perdida" o "Recuerdos durmientes", acompañaron el traqueteo del convoy por el envejecido trazado del ferrocarril. 


Y uno se pregunta, ¿qué poesía se lee cuando la cosa va de búsqueda interior, de introspectiva?  No es poca la poesía que también he leído en estos meses. Imposible enumerar todos los títulos que me dejaron huella. Diré que me gustaron libros como "Las llamas", de Pere Gimferrer, "La negación de la luz", de Juan Antonio Masoliver Ródenas, "Bloc de otoño", de Luis Alberto de Cuenca, o la "Poesía" de Michel Houellebecq, sin olvidarme de los extremeños Basilio Sánchez, con su delicioso "Esperando las noticias del agua" o Irene Sánchez Carrón, "Micrografías", ambos que pasaron por el Aula de Norbanova en sendas veladas memorables. El fin de año me pilla leyendo "El cuarto del siroco", de Álvaro Valverde, que presentaremos en enero, y con mi poemario recién editado "Líneas de Tiempo", cuyos poemas, escritos hace años, pugnaban briosamente por ver la luz. Todo ello, mientras espero que 2019 me permita presentar "La complicidad de los amantes", ese sí completamente nuevo, que publicará próximamente la editorial Takara. 


No me caben más libros en los pequeños estantes de mi biblioteca. Es triste tener que colocarlos en dos o incluso tres filas. Siempre aquellos que quedan detrás parecen condenados a un injusto ostracismo que no merecen. Quienes todavía amamos el libro de papel, nos enfrentamos a estas injusticias, a estas contingencias. Porque nunca el espacio de que disponemos nos parecerá suficiente para albergar el abrazo y la vecindad de quienes son los compañeros que con nosotros ven pasar las hojas del calendario, que han compartido noches en vela, rincones secretos, habitaciones de hotel, que han viajado apretados en una maleta. Como nuestros sueños, los que ahora confiamos a este nuevo tiempo que ya acecha sigiloso con su carga de incógnitas presencias, de folios en blanco, de incertidumbres, pero también de esperanzas, humanas y nuestras. 

domingo, 16 de diciembre de 2018

Los universos que habitan en "Líneas de Tiempo"

Ediciones Vitruvio acaba de publicar mi libro "Líneas de Tiempo", lo que supone que cuente ya con tres títulos en su colección de poesía "Baños del Carmen", de la que este último hace el número 748. Pero sin duda, esta obra es especial por muchos motivos. En primer lugar, frente a la austeridad que caracteriza habitualmente a esta colección, "Líneas de Tiempo" contiene siete ilustraciones, realizadas por la artista Deli Cornejo, que comparten el andamiaje de la palabra poética, complementándola, al ser imágenes que han sido elaboradas a partir del contenido y el mensaje de los propios poemas. Por otra parte, no estamos ante un poemario unívoco, aunque tampoco se trata de una antología. "Líneas de Tiempo" contiene tres libros, en su origen independientes y distintos, escritos entre los años 1985 a 1993, los cuales permanecían hasta ahora inéditos, sin perjuicio de la publicación aislada de algunos poemas en revistas. Por ello no se ha incluido en la obra el poemario "Autoconfesiones", que sí fue publicado en 1988. Tampoco se decidió completar este recorrido literario con la inclusión de otros trabajos de la misma época, dado su carácter heterogéneo y sus altibajos de calidad. Ha de destacarse que los libros que integran "Líneas de tiempo", a excepción de la plaquette "Aguardando la lluvia de octubre", obtuvieron premios en certámenes que, aunque actualmente ya no se convocan, gozaron de gran relevancia en el panorama literario de finales de los años ochenta, cuando comenzaba a bullir en Cáceres una generación poética cuya indiscutible madurez ha dado a nuestra literatura figuras de renombre nacional que hoy a todos nos enorgullecen. "Líneas de tiempo" es por tanto un compendio de poemas que viene a señalar el punto de partida de una lírica que luego continuará con libros como "El tacto de lo efímero", en su primera versión de 2004 (Colección Alcazaba, Excma. Diputación Provincial de Badajoz), y los que le siguieron, todos ellos ya publicados. 


El Amor es la columna vertebral de "Líneas de tiempo", aunque la visión que de él se ofrece, a través de los poemarios "Escaparate con muñecas", "La Dama de Shalott" y "Arquitectura y convivencia", sea radicalmente diferente, tanto en su tratamiento formal como temático. El primero de dichos libros, que obtuvo en 1985 el Premio "Residencia", publicado parcialmente en varias revistas, plantea una visión desconcertante del sentimiento amoroso, plagada de ambigüedades e incertidumbres. En el segundo, galardonado en 1989 con el Premio "Ruta de la Plata", con el telón de fondo de la leyenda, ambientada en el mundo artúrico, de Elaine de Astolat, que el poeta inglés Alfred Lord Tennyson convirtió en "The Lady of Shalott", muy del gusto de la hermandad prerrafaelita, se teje un contexto literario, donde, además de recrearse el argumento de dicha historia, es protagonista el amor como destino trágico, puente hacia la soledad y el abandono. 


Ilustración de Deli Cornejo para "La Dama de Shalott"


The Lady of Shalott, obra de John William Waterhouse, 
Tate Britain, Londres

La reconciliación con los colores de la vida, con el sabor y el aroma de la mañana nueva se viste con los ropajes de la poesía en los versos festivos y alentadores de "Aguardando la lluvia de octubre". El agua, símbolo de sanación y bautismo, elemento que enhebra los mimbres del abrazo y se erige, piedra angular de un tiempo enteramente preñado de esperanzas. "Arquitectura y convivencia", que obtuvo un accésit en el Premio "Ruta de la Plata", en su edición de 1993, representa, mediante sus veinte poemas, el cuaderno de bitácora de ese viaje, que no estará exento de turbulencias. "¿Cómo nació el amor? Fue ya en otoño". Aleixandre había intuido el destino desde su poética mediterránea, abierta al influjo de la luz y la certeza de la vida. 


Ilustración de Deli Cornejo para "Arquitectura y convivencia"

Presentaremos "Líneas de Tiempo" próximamente en Cáceres y en Madrid. 





jueves, 6 de diciembre de 2018

En el 40 aniversario de la Constitución Española

No recuerdo lo que estaba haciendo un día como hoy, seis de diciembre, hace cuarenta años. Yo tenía entonces catorce y por tanto, no pude participar en el referéndum que se convocó para que el pueblo español ratificara la propuesta de Constitución con la que se pretendía pasar página a una época e inaugurar otra que prometía ser completamente distinta, donde ahora la ciudadanía tuviera voz y no hubiera distingos entre unos y otros, donde nuestro país accediera, de una vez por todas, al universo de la modernidad y la reconciliación. Creo recordar que en diciembre de 1978 cursaba el último curso de la antigua Educación General Básica, la E.G.B., que quienes tienen mi edad recordarán con nostalgia. Eran tiempos convulsos y de incertidumbre, sin duda, también para un escolar que estaba a punto de dar el salto al bachillerato y afrontar una fase decisiva de su preparación académica, que bajo las siglas B.U.P. asustaba un poco, pero que también se abría llena de retos, como los que parecían aguardar al país, que sintiéndose por fin libre, se disponía a afrontar al amparo de una nueva legislación que pedía a gritos no quedarse en mero papel mojado y desplegar todos sus recursos. No escribía poemas en aquellos años, ni imaginaba que la opción que seguiría en el bachillerato se centraría preferentemente en las letras, con la literatura como piedra angular. Tampoco opinaba sobre política, aunque seguía los acontecimientos que vivía España a través de la pequeña pantalla del televisor de la casa de mis padres, que precisamente en 1978 adquirieron su primer aparato en color, después de muchos años con un viejo modelo "Marconi" de esos que en los años 60 retransmitieron en blanco y negro hitos inolvidables como la llegada del hombre a la luna o la victoria de Massiel en el Festival de Eurovisión. El hemiciclo del Congreso se veía más grande y hermoso desde las seiscientas veinticinco líneas de nuestro estrenado televisor con sistema PAL, y en él recuerdo haber visto al rey Juan Carlos sancionar con su firma  la Carta Magna, con un sobrio uniforme azul, provisto de hombreras, botones y puñetas doradas, bajo la atenta mirada de la reina Sofía y del entonces príncipe Felipe. Quizá nadie imaginaba la importancia y la relevancia que aquel gesto iba a tener en el futuro inmediato que nos aguardaba. Si algo no puede negarse es que estos cuarenta años nos han enseñado muchas cosas, pero una por encima de todas las demás, a convivir, a descubrir que podíamos hacerlo después de tanto tiempo de contenido silencio, un silencio cargado de ataduras interiores, de relámpagos, de corazones separados. Los avatares del destino quisieron que uno convirtiera el estudio de las leyes en su quehacer diario, que aquella  Ley de la que bebían todas las demás fuera faro al que recurrir en horas de dudas y oscuridades, mientras nuevas generaciones crecían al cobijo de sus principios y disposiciones. Ciertamente, nada es inmutable y hoy, nuestra sociedad no es la misma que aquella de finales de los setenta, en pleno apogeo de ritmos Travolta y pantalones de campana. Muchas cosas han cambiado y antes o después habrán de tener también su reflejo en el hermético tejido de la Ley. No en vano, nuestro más que centenario Código Civil advierte que las  normas han de interpretarse "en relación con el contexto y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas", pero sin olvidar su espíritu y finalidad. Cuando de una Constitución se trata, su objetivo no puede ser otro que el de la concordia, el de aglutinar y aunar esfuerzos e ideas, por lo que la necesaria actualización de su contenido exigirá partir de tales presupuestos, en absoluto incompatibles con las nuevas realidades que marcan el mundo que hoy nos ha tocado vivir y que de hecho, inspiran torrentes de igualdad y justicia social. No podemos arriesgar cuanto hemos conseguido. Nuestra responsabilidad es construir, hacer prevalecer el humanismo en medio de un universo globalizado y tecnificado que cada vez deja menos espacio para la improvisación, pero sobre todo, estas celebraciones han de recordarnos que la clave sigue estando en escuchar, escuchar siempre.


Ejemplar de mi primera Constitución, que todavía conservo y facsímil con la firma del rey Juan Carlos y de los titulares de las instituciones del Estado en 1978.