domingo, 31 de diciembre de 2023

El lenguaje de las campanas

En el último día de 2023. Semejan los años compartimentos estancos que, una vez cerrados, quedan archivados en los anaqueles de la memoria. En ellos, adormecidos, se amontonan los nombres, los lugares, las imágenes de momentos que ya pertenecen al recuerdo. Ha sido el año que se marcha intenso y turbulento. El mundo discurre por pedregosos senderos donde la concordia ha dejado paso al indeseable lenguaje de la metralla, de los obuses y las bombas de racimo. Da igual el sitio, la nacionalidad o la raza de los que sufren la avalancha, la identidad de los estertores del odio. Leyendo a José María Valverde, el extraordinario crítico y poeta, natural de la cacereña Valencia de Alcántara, cuando habla a propósito de la palabra poética, lamenta que "en nuestro hombre interior no habita hoy la verdad", que somos presos de un "ego irreductible, nuestra medula avara", y esto se traduce en las múltiples facetas que guían nuestra vida y el camino que seguimos. En su ensayo sobre Luis Felipe Vivanco, Valverde pone en valor lo que aquél da en llamar "la humildad del poeta", y del mismo modo que propugna una forma de concebir el género poético, reivindicando un necesario grado de sinceridad y humildad, tales prevenciones deben servir también para interpretar y conducir  nuestro día a día, indagando lo mucho que de positivo y luminoso habita en nosotros. 

El mundo mirará hoy hacia los relojes, escudriñará sin tregua el latido de las campanas. Dice Rafael Argullol: "las campanas son decisivas en nuestras vidas, incluso cuando no suenan, cuando han sido acalladas o han sido abandonadas sin que nadie se ocupe de ellas". Las campanas encierran el significado de la trascendencia, brindamos con su tonada, permanecemos avizores ante la amenaza o la sorpresa, son portadoras del último abrazo. Qué bien lo expresa Argullol cuando proclama que "hemos inventado la campana para hacer frente a ese otro invento nuestro, el peor, el tiempo".  Es el mensaje que hoy nos vendrá dado y que muchos adornarán con el sabor de la uva, sea pulpa o líquida, jugueteando a hacerse mayor bajo la lengua. Lo que venga después exige pagar ahora el peaje de la incertidumbre, pero sin renunciar a que está en nuestras manos gran parte de la tarea que supone erigir de nuevo los andamiajes del tiempo, desterrando la tentación de la impostura, procurando siempre la excelencia que es propia de esa palabra poética que tanto cuesta amaestrar y que condensa la emoción de quien, como en un cuadro de Chagall, intuye la presencia de algo que permanece más allá del eco de la última campanada.

Referencias bibliográficas:

VALVERDE, José María: "La humildad de ser poeta", en Estudios sobre la palabra poética. Ediciones Rialp. Madrid, 1952. Páginas: 197, 200. 

ARGULLOL, Rafael. - "El lenguaje de las campanas", en Visión desde el fondo del mar. Acantilado. Barcelona 2010. Páginas 851, 852. 

sábado, 16 de diciembre de 2023

Ya tengo lecturas para estas Navidades

Parece que los últimos meses del año, y en especial, el de diciembre, son propicios a las presentaciones de nuevos títulos literarios. Ayer, me recordaba Facebook que ya ha transcurrido un año desde que se presentara en Cáceres A medida de mis contradicciones. Poesía esencial 1985-2020, publicado por el Grupo Editorial Sial Pigmalión, el libro que recogía la mayor parte de mi quehacer poético y que tantas satisfacciones me ha proporcionado a lo largo de estos meses. Pero es que siempre ha sido el otoño tardío, como también lo es la primavera, una buena época para el estreno de nuevos trabajos, y una vez más, este noviembre y diciembre del año que estamos a punto de despedir viene a darnos la razón. Aunque materialmente no haya podido asistir a algunas de estas presentaciones, lo cierto es que no han parado de anunciarse publicaciones de lo más interesante desde mediados de noviembre. 

Así, aunque estaba inicialmente prevista para el 6 de noviembre, dentro de la programación del "Otoño Literario" del Ayuntamiento de Cáceres, el poeta José Cercas daba a conocer en la localidad de Castuera, el 17 de noviembre, su nuevo libro de prosa poética, Los pasos perdidos del tiempo, sugerente título para una publicación que el Grupo Editorial Sial Pigmalión, también editor, entre otros, de su reconocido poemario Lo que en verdad sucede (Premio Gustavo Adolfo Bécquer, 2021), ha publicado en su colección de narrativa y que el autor, aplazada su presentación en Cáceres, podrá acaso compartir con sus numerosos lectores de esta ciudad en el marco de la próxima Feria del Libro. Como invitación a la lectura de este nuevo título del poeta de Santa Ana, reproduzco la reseña que aparece en la página de la editorial y que nos ofrece unas breves claves sobre su contenido, que sigue la estela de su primer libro de prosa poética, que obtuvo el premio "Escriduende" de la Feria del Libro de Madrid, El delta del Paraná.

Desde el principio del tiempo nos hemos preguntado quiénes somos y a dónde vamos. Así este libro de prosa poética se pregunta el porqué del origen y la muerte de la vida. El espacio infinito, el cosmos violentándolo todo y generando nuevos mundos, así la vida que nos lleva. 

Comencé a escribir este libro en plena pandemia, encerrado en mi casa como muro protector de todo y lo terminé apenas hace unos días. Es un libro en prosa poética un tanto filosófico que plantea preguntas sobre el yo interior y el verdadero sentido de la vida. 
Como siempre, no sé por qué comparo la existencia del cosmos con nuestra vida en la tierra. ¿Si no existiera la vida racional, quién justificaría el cosmos?

Continuando con la narrativa, ya cercano el fin de noviembre, el jueves 23, se presentaba en el espacio creativo "La lente y el pincel", de Cáceres, La enfermera y el pastor, de la escritora extremeña María Cordero Ruiz, su primera novela, publicada por la editorial Caligrama, que recrea una historia ambientada en la Sicilia de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, "entre los estallidos de la guerra y las extorsiones por parte de la mafia", contexto en el que se cruzarán las vidas de la protagonista, Grace, enfermera italoamericana y el joven pastor Filippo. En palabras de la propia autora, "una novela de gran humanidad que rinde homenaje a aquellas personas anónimas que, en medio de las guerras inútiles, debieron hacer actos de valor inimaginables mientras continuaban lidiando con sus propios problemas personales"


Y por fin en diciembre, otro escritor amigo, Ángel Luis Fernández Sanz, terminaba con la espera en que había mantenido a sus lectores desde la publicación de
CoVID, el viaje del vino, su exitosa primera novela, presentando la que viene a ser su segunda parte, El pergamino rojo, que continúa las aventuras enológicas y los viajes de su protagonista, que nuevamente nos hará transitar por ciudades y escenarios que, una vez más, atraparán sin remedio al lector, que devorará estas páginas deseoso de saber qué destino aguarda a sus personajes, en medio de una trama que como en la primera parte, tiene al vino como denominador común y referente imprescindible. Con su habitual estilo cercano y de muy fácil lectura, el autor nos llevará hasta Rusia, la India, Nepal, China, para finalizar su periplo en el México Maya. Tres continentes, vinos nuevos e incluso el trasfondo del famoso robo en la bodega del Hotel Atrio de Cáceres, son algunos de los atractivos de este libro que se presentó el pasado 11 de diciembre en la Biblioteca del Colegio de Abogados de nuestra ciudad, primera etapa del que promete ser un amplio itinerario, como el del propio protagonista. 


Un nuevo estreno y un nuevo autor levantarán el telón esta próxima semana, también en Cáceres, e igualmente en el ámbito de la narrativa. El jueves 21 de diciembre, el ginecólogo Damián Gallego presentará su
opera prima, La serpiente interior, a partir de las 18:30 horas en el Salón de actos del Colegio Oficial de Médicos de Cáceres, obra incluida en la Colección "Extremadura" del Grupo Editorial Sial Pigmalión y que cuenta con el aval de destacados nombres del mundo literario extremeño, como el profesor José Luis Bernal, que escribe estas palabras sobre ella:

"Damián Gallego García se nos revela, en su primera novela, como un narrador maduro y ambicioso, capaz de levantar la peripecia vital de unos personajes subyugantes en un mundo hostil, áspero e implacable, el de la España de la primera mitad del siglo xx. Y todo ello con el telón de fondo de una historia cainita en su más descarnada inocencia, pero también con la luz cegadora que la esperanza, la bondad, el tesón y la inteligencia de su protagonista, Benjamín, irradian en todo cuanto toca.

Al leer la Serpiente interior, no imaginamos estar ante el texto de un autor primerizo, pues nos sentimos ganados, ya en las primeras páginas, no solo por la fuerza de la historia contada, sino también por el fino cañamazo del lenguaje que la sostiene. Damián Gallego García se nos presenta como un lector curtido en mil batallas enfrentado con respeto pero diligente al reto de escribir, rindiendo con su novela un homenaje emocionado a todas esas mujeres, madres esforzadas, que han tutelado la existencia de niños y hombres para los que nunca fue fácil la aventura de vivir".


Y no podemos cerrar esta breve crónica sin recalar también en la poesía. Si hace un año la escritora Efi Cubero prologaba y presentaba mi
Poesía esencial, ahora es ella la que nos obsequia con un libro que no va a dejar indiferente a ninguno de los lectores que se acerquen a él y que podrán comprobar hasta qué punto la autora natural de Granja de Torrehermosa es, por méritos propios, uno de nuestros más destacados valores poéticos, no solo a nivel de Extremadura, sino nacional. Estamos ante un monumento de libro donde, en palabras de su prologuista, Javier del Prado Biezma, se presenta la poesía "como un instrumento de introspección del yo, la escritura como interpretación de uno mismo, su soledad, su salto al vacío, su absoluto abisal, el solo inclasificable, lo intransferible de su voz, su nada, "yo soy mi propia forma de la nada" Pero también como salvación o, al menos, como salvaguarda de ese yo". Si ya sorprendiera con su anterior trabajo, Solo inclasificable, publicado por La Isla de Siltolá, este nuevo libro, Rizoma, que acoge en su catálogo la editorial Mahalta, consolida todavía más, si cabe, a Efi Cubero, como "poeta imprescindible", reconocimiento que recibiera en el Primer Festival Internacional de Poesía de Moralzarzal (Madrid), en 2022.  Ayer, 15 de diciembre, se presentaba este poemario en la librería "Animal sospechoso" de Barcelona, la ciudad que fue su casa durante muchos años.


Ya tengo lecturas para estas Navidades. 



viernes, 8 de diciembre de 2023

El libro maldito que inspiró al asesino de John Lennon

Quienes visiten regularmente esta bitácora habrán podido comprobar mi interés y fascinación por todo lo relacionado con The Beatles, incluyendo en sus entradas referencias a noticias y novedades relacionadas con la banda o con sus componentes. Una vez más, como cada 8 de diciembre, mi recuerdo es para aquel suceso que frustró para siempre la posibilidad del reencuentro de los legendarios músicos sobre un escenario o en un estudio de grabación. Mucho se ha escrito ya en estos cuarenta y tres años transcurridos desde entonces sobre el asesinato de John Lennon, pero lo cierto es que estamos ante uno de esos acontecimientos que imprimen un antes y un después en la línea de tiempo de la historia. Aún restaban veinte años para el comienzo de la nueva centuria, habían pasado más de diez desde que se separó el grupo y la década de los ochenta emergía con vida propia buscando su sitio en la conciencia de la humanidad, una década que John, recién cumplidas sus cuarenta primaveras, no iba a tener la oportunidad de transitar. Resulta paradójico que el primer tema de su flamante nuevo trabajo Double Fantasy, fuese un canto al entusiasmo y la resiliencia. "Just like starting over", como empezar de nuevo, acaso condensaba la ilusión del músico por retomar su carrera, que atravesaba una época de cierto letargo, y a la vez, proclamar que la alianza con su pareja, Yoko Ono, lo era a prueba de cataclismos e insidias.  

Era aquella una tarde fría de diciembre en Nueva York, una más quizá para archivar en la memoria de la rutina, con el tráfago habitual de sus calles y el anonimato de las gentes. Acaso el destino se encontraba trazado en las páginas de un libro, el que Mark Davis Chapman se sentó a leer tranquilamente después de ejecutar a su víctima, asegurando identificarse con su protagonista. El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger, publicado en 1951 es considerado un libro "maldito",  por haber estado relacionado con el impulso homicida de hasta tres asesinos, entre los que se encuentra el de John, quien llegó a escribir en su tapa "ésta es mi declaración". La historia de Holden Caulfield, joven de 16 años que narra su vida desde su expulsión del colegio, expresando su fuerte rechazo a la sociedad y su concepción de ésta como entorno dominado por el mal y la falsedad, debió hacer mella en Chapman hasta el punto de pretender conseguir su momento de gloria convirtiéndose en ejecutor de un mito. Y es que el propio Chapman, en declaraciones recogidas por ABC News (https://abcnews.go.com/Entertainment/mark-david-chapman-man-killed-john-lennon-parole/story?id=73149086/ llegó a decir: "Fue solo para la gloria propia", y aunque se le replicó indicándosele que eso a  lo que él llama gloria, es en realidad infamia, apostillaría que "La infamia trae gloria".  Diría también que se inspiró en la novela de Salinger pues veía al ex Beatle como uno de esos niños a los que debía cuidar y solo acabando con su vida lo salvaría de las perversiones del mundo. 

Cuarenta y tres años después, el episodio continúa estremeciéndonos. A ello se une la localización del homicidio, a las puertas del edificio Dakota, en uno de cuyos apartamentos residía la pareja Lennon-Ono. También este inmueble arrastra un halo de malditismo, casi desde sus orígenes, aunque haya sido luego más renombrado por haber figurado entre las localizaciones de la película de Roman Polanski La semilla del diablo (Rosemary's baby), dicen que porque el director conocía las historias de magia negra que se contaban de uno de sus inquilinos, ¿acaso el famoso brujo Aleister Crowley, cuyo rostro figura curiosamente entre los personajes incluidos en la portada del disco Sargent Pepper's Lonely Hearts Club Band de los Beatles? Lo cierto es que miembros de grupos y sectas satánicas se concentraron en torno al edificio para disuadir a Polanski del rodaje, y se dice que entre ellos estaba Charles Manson, cuyo grupo "La familia", acabaría luego con la vida de la mujer del cineasta, Sharon Tate, en la horrenda matanza de Cielo Drive, en 1969.  El asesinato de John Lennon vendría a incrementar la leyenda negra de un inmueble que, sin embargo, ha sido muy cotizado entre los famosos, pues entre sus paredes vivieron rostros tan conocidos como Judy Garland, Boris Karloff, Lauren Bacall, y hasta músicos como Bono, Sting o Paul Simon. 

Aunque ya lo era, el tema Imagine, de John Lennon, se convirtió desde la muerte del músico en el mayor himno del pacifismo, del antibelicismo, del no a las guerras. Seguro que, de haber seguido con vida, John continuaría abanderando hoy en día los movimientos y las proclamas que a lo largo de la geografía mundial se alzan para pedir el cese de los conflictos armados y el enfrentamiento entre los pueblos, en una época en la que nuevamente se habla con el lenguaje del plomo y la metralla.  

No muy lejos del lugar donde se extinguió la voz de Lennon, en el neoyorkino pulmón de Central Park, existe un enclave bautizado como Strawberry Fields, que evoca el nombre de aquella canción de los Beatles Strawberry Fields Forever, en el cual hay un mosaico blanco y negro con la inscripción "Imagine", convertido en un auténtico memorial en recuerdo de John Lennon y de su mensaje. A su lado, se colocó una placa de bronce con una lista de 121 países que suscriben ese manifiesto de paz identificado con ese icónico lugar, iniciativa que recuerda la de la llama que en la ciudad neerlandesa de La Haya, en el recinto del conocido como Palacio de la Paz, conmina a los pueblos a preservar la paz y los Derechos Humanos.

El primer homenaje de sus antiguos compañeros al ex Beatle fallecido no se haría esperar demasiado. El más místico y espiritual de los Fab Four, George Harrison, publicó en 1981 su tema "All Those Years Ago", traducido como "Todos aquellos años", incluido en su álbum Somewhere in England, como recuerdo a su compañero asesinado. Es significativo que en la grabación de esta canción participaron los tres antiguos miembros de la banda, Ringo a la batería y Paul a los coros, junto a su esposa Linda McCartney, algo que no volvería a suceder hasta las sesiones de Anthology, en 1995 y 2023, cuando los supervivientes Ringo y Paul, con la colaboración del director Peter Jackson y el productor Gilles Martin, dieron a conocer el single Now and Then, tras recuperar la voz de John de una vieja cinta de cassette de los años 70, añadiendo fragmentos de guitarra de George, la que calificaron como última canción de The Beatles.  


Video de la canción "All Those Years Ago", homenaje de George Harrison en 1981 a su compañero John Lennon, asesinado el año anterior

Muchas fueron las cosas que sucedieron a lo largo de estos años desde la muerte de Lennon, incluso el intento de asesinato de un segundo Beatle, esta vez, de George, cuando en la madrugada del 30 de diciembre de 1999, un hombre con problemas mentales se introdujo en su mansión inglesa y le asestó varias puñaladas, no consiguiendo culminar, sin embargo, su propósito homicida, algo que sí lograría dos años después el cáncer, en noviembre de 2001. 

Todos estos episodios reafirman lo que George solía recordar, aprendido de su maestro espiritual hindú: “la vida es frágil como una gota de lluvia sobre una flor de loto”. 


Video de "Now and Then", la última canción de los Beatles (2023)












domingo, 26 de noviembre de 2023

Retorno a lo esencial: "La sangre que habita en mí", exposición de María Mandala

Recordando las palabras de Antonio Daganzo en su poemario La sangre Música, hay que escuchar a la sangre, "este idioma que todo lo interpreta / y lo trasciende / y nos devuelve el alma que perdimos". Escuchar a la sangre, sentir la sangre, respirar la sangre que fluye desde el interior y se refleja en las paredes del  mundo. 

Ha querido expresar las sensaciones de esa sangre nutricia la artista María Mandala, que estos días expone su obra en el área expositiva de La lente y el pincel, en Cáceres, bajo el sugerente título de "La sangre que habita en mí".  Un vendaval de rojos integran la muestra, absorbente catarata de texturas que invitan a una reflexión profunda sobre el ser y sobre los engranajes que conforman la arquitectura de la naturaleza, tintes y rugosidades que excitan los sentidos del tacto y de la vista, naipes acaso de una baraja que evoca los anhelos y los temores de la propia creadora. 

Desde el rojo, construir una performance de elementos que nos hablan de una humanidad que demanda un retorno a los orígenes, al ADN mitocondrial de la luz, de los colores, allí donde se entremezclan los grumos del pincel y las células del tejido, los velos y el cordaje. Un cosmos que rememora el estallido de la vida, pero también su antítesis, los avatares de la memoria y el afán de perpetuarse más allá del silencio. María Mandala recrea en cada lienzo esa búsqueda de lo esencial, de lo que a todos nos pertenece y que nos conecta con la eternidad, la sangre que, parafraseando a William Carlos Williams, y éste a su vez, a René Char, "cree en el poder de la belleza para corregir el mal"

Un discurso para ir y venir, que dialoga con el espectador desde el humus de los pigmentos hasta las asonancias y los contrastes del mensaje que cada uno de estos escenarios llega a transmitir con su infinita capacidad de sugerencia. Como si de versos se tratara, conforman una apoteosis que se diría poema, paisaje tejido con la levadura de la inspiración, a la medida del barro primigenio.










domingo, 12 de noviembre de 2023

En un Badajoz...de poesía. Presentación en Tertulia página 72 de "A medida de mis contradicciones. Poesía esencial 1985-2020"

Tarde otoñal de noviembre junto al Puente de Palmas. Redescubrir Badajoz, ciudad que figura en las cuadernas de la memoria vivida. Desde allí, la compañía del Guadiana escolta al viandante hasta el Casco Antiguo, donde uno se pierde entre sus callejas de intenso tipismo y sabores rayanos. Pese al inicial desconcierto tras haber cambiado la ubicación del acto, localizamos con facilidad el número 22 de la calle Virgen de la Soledad, donde a nuestra llegada, en torno a las 19 horas, todavía continúa celebrándose la Tertulia página 72, muy bien conducida por los escritores Faustino Lobato y Antonio Castro. Los tertulianos siguen con gran atención las reflexiones que el primero de aquéllos realiza en torno a su nuevo poemario todavía inédito Donde el alma ignora. Intercambian comentarios, experiencias de lectura, fruto de esa siempre enriquecedora capacidad de sugerir que caracteriza a los textos del género poético. Desgranan así claves y elementos de un libro llamado a proporcionar visiones de la realidad en las que está muy presente el sentimiento de lo frágil, de la urgencia y de la angustia de no saber, en palabras del poeta. Se acerca la hora y ya circulan entre los asientos los volúmenes de A medida de mis contradicciones. Poesía esencial 1985-2020, proporcionados por una conocida librería pacense con el patrocinio de la Fundación CB, que auspicia esta iniciativa cultural. Uno se siente protagonista temeroso en medio de un público acostumbrado a dialogar con la poesía, expectante ante la presencia de un invitado ajeno al grupo cuya palabra aguardan escuchar. El tránsito hasta la exposición de los poemas se hace más cómodo merced al pórtico que los escritores Faustino Lobato y sobre todo, Plácido Ramírez Carrillo, erigen para presentar al autor. Calificaba Plácido mis versos como poesía "de aguas tranquilas y serenas", de "calidades, color y sabor al alcance, quizá de lectores sensibles", recordando también la extraordinaria reseña que el profesor, académico y crítico Manuel Pecellín, también presente en el acto, hiciera de este compendio poético en el periódico Hoy. Con pictóricos toques taurinos apelaba Plácido a la querencia pacense de uno, que "nunca se sintió forastero intramuros de esta generosa y siempre punzante ciudad, que conoce, siente y quiere". Nada más próximo a la verdad, la verdad misma. 




De gozosa travesía ha de calificarse este reencuentro literario con la ciudad del Guadiana. Pocas veces me había sentido arropado por un auditorio tan cercano, tan receptivo al discurso del verso. Con una compilación tan voluminosa, cuyos primeros poemas se remontan casi cuarenta años atrás, es difícil efectuar una selección representativa. La docilidad del público, cómplice de ese recorrido a lo largo de las más de quinientas páginas del libro sirvió como salvoconducto para allanar el camino y llevar a buen puerto una tarde en la que también ellos se implicaron, prestando su propia voz a algunos poemas. Desde Escaparate hasta el fugaz destino de los amantes, transcurrió la velada visitando los múltiples Escenarios por los que discurre esta larga etapa de mi trayectoria poética, sus Líneas de tiempo, esquivando la caricia de lo efímero. Se despidió la noche junto a la Giralda pacense, en ese lugar donde Badajoz muestra su rostro más andaluz, con la banda sonora de los cantes de Porrina y el susurro de los costaleros de su Patrona. La poesía, ya transmutada en bálsamo de amistad, en excusa para el hermanamiento de las dos capitales extremeñas, abrazo cálido y solar de palabras compartidas. 



Trajo la mañana la ciudad bulliciosa, llena de vida, con sus puentes rebosantes de movimiento. Al cruzar el Guadiana, afloran una vez más los recuerdos de otros años, las imágenes dormidas de personas y episodios que quedaron archivados en los anaqueles del silencio. Junto al parque de Castelar, donde Carolina Coronado ejerce de vigía, los escolares del Instituto que lleva el nombre del ilustre político decimonónico recibieron a este humilde vate, del que seguro no habían oído hablar, en un salón de actos abarrotado y respetuoso, ávido de empaparse con el anecdotario de su experiencia poética. Espero no haber defraudado a este público, sin duda el más difícil y el que uno más necesita. El futuro de la lectura, y sobre todo de la poesía, se encuentra aquí. Las referencias a Federico García Lorca o Miguel Hernández resultaban obligadas a través de la declamación de aquellos poemas, pertenecientes a La complicidad de los amantes, que glosan su recuerdo e impronta inmortal. Como también, más tarde, la reivindicación de Vicente Aleixandre y su casa, en Velintonia 3, tan necesitada de atención por parte de quien corresponda, a cuya sensibilidad apelaba en aras de una imprescindible rehabilitación. Fue en los estudios de Canal Extremadura, siempre escoltado por los poetas y amigos, Tino y Antonio, maestros de ceremonias de la Tertulia página 72, y ante el micrófono de la periodista Guadalupe Jerez, para el programa Palabras mayores






Enlace al podcast con el programa Palabras mayores de Canal Extremadura Radio, en el que se incluye la entrevista al autor: https://www.canalextremadura.es/audio/palabras-mayores-071123

Aquí finalizaba un periplo, como relataba, gustoso y agradecido, que será difícil olvidar y que sembró las bases de futuros encuentros, siempre con el denominador común de la poesía y de la amistad, que no hacen distingos ni conocen fronteras. La palabra, ante todo, la palabra...








miércoles, 1 de noviembre de 2023

Nos vemos en Badajoz. Presentación en Tertulia de Escritores "Página 72"

El próximo lunes, 6 de noviembre, a las 20:00 horas, y gracias a la invitación de la Tertulia de Escritores Página 72, tendré la satisfacción de presentar en Badajoz, ciudad muy querida, el libro "A medida de mis contradicciones. Poesía esencial 1985-2020" (Grupo Editorial Sial Pigmalión, 2022), en la sede de la Fundación Caja Badajoz, en calle Montesinos núm. 22. Será un verdadero placer compartir de nuevo mis versos con todos los amigos pacenses, y al día siguiente, 7 de noviembre, con los alumnos del IES Castelar, de la misma ciudad. Espero estar a la altura de cuantos grandísimos escritores y escritoras han pasado antes que yo por esta reconocida tertulia. Mi agradecimiento a Faustino Lobato, Placido Ramírez Carrillo y demás componentes del grupo. Os espero.



sábado, 23 de septiembre de 2023

Otoño y versos en Madrid

El próximo miércoles, 27 de septiembre, a partir de las 19:00 horas, tendré la satisfacción de volver a leer mis poemas en Madrid, esta vez en una de las salas de "Espacio Ronda", en Ronda de Segovia núm. 50, en acto organizado por el Grupo Editorial Sial Pigmalión, en el que intervendrán Armando Lozano, director de Espacio Ronda, José Luis Marín Aranda, poeta y pintor, Basilio Rodríguez Cañada, presidente del Grupo Editorial Sial Pigmalión, y un servidor. 

Será un encuentro de voces literarias, un recorrido poético que incluirá versos de mis más recientes libros publicados, A medida de mis contradicciones. Poesía esencial 1985-2020 Las erratas de la existencia, ambos en la colección "Extremadura" del Grupo Editorial Sial Pigmalión, así como un adelanto de mi nuevo poemario Tentativas de escapismo, en el que he venido trabajando estos últimos años. 

Regresar en otoño a Madrid es una experiencia que siempre me ha generado las mejores vibraciones poéticas, un torrente de inspiración al que espero corresponder a través de la palabra, en un itinerario de libros y avenidas por las que dejarse llevar a ritmo de jazz, con la dócil compañía del crepúsculo. 




sábado, 9 de septiembre de 2023

Próxima exposición "Teatros, cines y espectáculos públicos en Cáceres, 1900-1970"

Los teatros, el cinematógrafo, han sido siempre sinónimos de cultura, de una cultura participativa y próxima a la ciudadanía, pues es imposible concebir tales manifestaciones artísticas sin la complicidad del público. En Cáceres, la tradición teatral se remonta a los primeros años del siglo XIX, con la inauguración del “Teatro Principal”, el primero estable que tendría la ciudad, y al que luego seguirían otros, como “El Variedades”, promovido por la empresaria Juana Elguezábal, y el casi centenario Gran Teatro, inaugurado en 1926. En sus escenarios, los cacereños disfrutaron de representaciones de todo tipo, no solo limitadas a obras teatrales, también zarzuela, cuplés, e incluso números circenses, sin ignorar el uso que tuvieron estos locales para la celebración de asambleas populares, mítines políticos, etc. Con la invención del cinematógrafo por los Hermanos Lumière, Cáceres iba a descubrir la magia del séptimo arte a través de las primitivas barracas instaladas en la Plaza Mayor o la Plaza de San Juan, para luego quedar fascinada y alumbrar el nacimiento de múltiples salas, que estuvieron funcionando con gran éxito durante décadas y que todavía se mantienen vivas en la memoria de los cacereños. El mismo Gran Teatro, y luego el Coliseum, el Capitol, el Astoria, se convirtieron en templos del espectáculo y albergaron cientos de estrenos y veladas memorables. Pero también ciudadanos y foráneos pudieron disfrutar de los eventos que se desarrollaron en otros espacios como la Plaza de Toros, o con ocasión de las Ferias de mayo y septiembre. Esta exposición con documentos originales pertenecientes al archivo del coleccionista Jesús M. Gómez ofrece un recorrido por todos esos ámbitos de cultura y esparcimiento que marcaron la vida de los cacereños durante los primeros setenta años del siglo XX. 

La muestra podrá visitarse desde el 14 de septiembre en el estudio creativo “La lente y el pincel”, en Avenida de España 25 de Cáceres y estará abierta con motivo de “La noche del patrimonio” el sábado 16 de septiembre en horario de 19:30 a 23:30 horas.



domingo, 13 de agosto de 2023

Diecisiete años ya...y la vida siguió su camino. Siempre en el recuerdo.

"Sólo aguardar el natural vencimiento de las cosas". Este verso, de mi poemario El último viaje (Norbanova, 2007), resume a la perfección el funcionamiento de los engranajes del tiempo, la mecánica de los fotogramas que componen nuestro tránsito a lo largo de las estaciones de este universo tangible que constituye nuestra realidad. Cuesta ser consciente de que la rueda gira, de que la madeja va soltando el hilo y adelgaza, que los recuerdos son sólo sedimentos que reposan bajo innúmeras capas de material de acarreo. Son ya diecisiete los amaneceres de agosto con la garganta seca, con la saliva enquistada en las encías, con el aire agrietado por la perversa irrupción del silencio. Pero el tiempo poco importa. La tierra sigue ahí, expuesta al agobiante estertor del verano, deshabitada de ti. Lo que vino después nos ha enseñado a vivir por nosotros mismos, a levantar el vuelo sobre los candentes tejados, conscientes de que no hay retorno, de que las horas consumidas se desangraron como las páginas de un libro leído a bordo de la madrugada. Nos pertenece ahora el don de la vida que aquel agosto se te escapó de entre los dedos, como la sustancia espesa de la luz, fluye entre nosotros para dar testimonio del continuo de los astros, de la sangre que tomó el relevo de tus párpados yertos desde aquella mañana tatuada por siempre con tu nombre. "Desconchadas las sílabas preguntan a Dios". Clamaba el poeta por encontrar respuestas, por descifrar las claves de este acertijo que componen nuestros pasos sobre la arcilla húmeda. A merced del reloj, "uno es cautivo en su sueño de tiza / pasajero de un mandala infinito / entregado al albedrío del viento". 



domingo, 6 de agosto de 2023

Barbie vs. American Graffiti...¡Cómo hemos cambiado!

Que en los últimos sesenta años, casi los que uno tiene, la sociedad ha cambiado de forma que apenas si es reconocible en muchos aspectos, es algo ciertamente incuestionable. Pero es que el cine, la música, el arte, el vestido y hasta la geopolítica se encargan constantemente de recordárnoslo. El progreso y la evolución de la humanidad han sido en el último siglo más intensos y demoledores que todo el decurso histórico anterior. Una mayor conciencia de la propia identidad y la imparable tecnificación de la vida cotidiana han hecho que la forma de pensar del humano de esta segunda década del siglo XXI no tenga nada que ver con la de nuestros padres o abuelos. Valores, preferencias y referentes se ven volteados por el efecto de los nuevos iconos, de los gadgets que han terminado haciéndose imprescindibles en el día a día hasta llegar a condicionar nuestro comportamiento en no poca medida. 

He tenido esta semana la oportunidad de comprobar, a través de la magia de la gran pantalla, ese tsunami transformador que, desde la década de 1960 hasta el presente, nos ha convertido en lo que ahora somos. En este verano de 2023, si hay un fenómeno que merced a un contundente marketing está arrasando en medio mundo es el que ha supuesto la promoción y estreno de la película Barbie, dirigida por Greta Gerwig y protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling. Confieso que finalmente, también he ido a verla. Me he encontrado una sala de cine completamente repleta de público, y eso que casi han transcurrido dos semanas después de la première. Otras cintas que pretendían atraer la atención de los espectadores, como la nueva y esperada aventura de Indiana Jones, con un Harrison Ford ya octogenario, no han terminado consiguiendo el objetivo propuesto. Sí lo han logrado las desquiciantes fantasías y la guerra de sexos de Barbie, precisamente porque en su argumento se ve reflejada la forma de ser y entender la realidad de ese ciudadano del siglo XXI al que venimos refiriéndonos. Su mentalidad conecta perfectamente con las antinomias que plantea la película, más allá de la infantil arquitectura que diferencia el mundo rosa de las muñecas y el real, ambientado en la California contemporánea. Sobre ella se asienta el contraste que conduce al clímax de la historia, que no es otro que el eterno conflicto entre sexos y cómo la forma de ver las cosas desde una u otra perspectiva terminarán colisionando. La película recurre a la exageración como técnica para sorprender al espectador, aunque su filosofía resulta más que transparente y actual.  Si la muñeca Barbie, creada a finales de los cincuenta del pasado siglo por Ruth Handler y comercializada por Mattel se convirtió enseguida en un símbolo de la nueva generación, fiel a las palabras de su creadora: "al crear a Barbie, mi filosofía fue que, a través de la muñeca, las niñas pudieran llegar a ser todo lo que quisieran. Barbie siempre ha representado a una mujer que elige por sí misma" (1), esta Barbie del cine es fiel a tal inspiración pero incorpora las tendencias más actuales acerca del empoderamiento de la mujer como antídoto frente al patriarcado imperante (el consejo de administración de Mattel está formado solamente por hombres trajeados), que en la cinta desquicia y arrastra a un ingenuo Ken que quiere trasladar a un mundo que es genuinamente femenino lo que ha visto en su viaje al mundo real. No pretendo hacer spoilers, pero ahí se encuentra el germen del conflicto, en el que los personajes humanos tendrán mucho que decir. Todo ello, aderezado con una magnífica banda sonora en la que destacan los temas de Dua Lipa o Billie Eilish, que otorgan aún más, si cabe, contemporaneidad al resultado junto al efectismo, sin duda certero, del colorido y la puesta en escena.



Circunstancialmente se coló en mi pantalla en la noche de ayer American Graffiti, de George Lucas, realizada en 1973, producida por Francis Ford Coppola. Después de verla, y con el recuerdo, todavía presente, de Barbie, esa sensación de mastodóntico contraste entre tiempos, tipos humanos, formas de entender la vida, se hizo mucho más palpable. A primeros de los años sesenta, con el rock como hilo conductor, aquella música pujante que habían popularizado artistas como Bill Haley, Buddy Holly o Chuck Berry, y antes de la irrupción de los Beatles, la historia que propone George Lucas muestra una caracterización de los roles hombre/mujer completamente antitética, en la que los rasgos de masculinidad, muy en la onda rebelde de James Dean, se contraponen con la imagen frágil y sumisa de ellas, aun cuando éstas terminen también condicionando los actos y el comportamiento de los chicos, ambos muy mediatizados por un entorno materialista y de revancha. Planteada como una historia de protagonista colectivo, con reminiscencias de novelas como Manhattan Transfer, de John Dos Passos, las correrías de los adolescentes que intervienen en esta cinta, permiten construir un mosaico de aquella sociedad americana de entreguerras (finalizada la de Corea y antes de la de Vietnam), durante la presidencia de J.F. Kennedy, apenas unos años después de la eclosión de Barbie, y todavía cautiva de una visión estereotipada de la relación entre los sexos, donde el hombre y su poderío material, aquí representado por los coches, se erigían en puntos cardinales de sus valores y su forma de ser. Esta misma sociedad en la que cobran protagonismo las pandillas, la rivalidad, los pelos engominados o las faldas acampanadas, la veremos luego en otras películas de éxito como Grease, de Randal Kleiser (1978) o Regreso al futuro, de Robert Zemeckis (1985), pero muy especialmente en la primera, que reproduce esquemas ya presentes en American Graffiti como las competiciones de coches, los bailes de graduación o la iniciación al sexo, con el mismo trasfondo de marcada separación entre el mundo masculino y el femenino, aunque no exento de matices y primeros síntomas de cambio en los roles de uno y otro (inolvidable la escena en que Sandy pone a sus pies a Danny Zuko).



El abismo que separa las historias y los personajes entre estas dos películas, Barbie y American Graffiti, no es, como decíamos, sino la traducción de cómo el tiempo y la inyección de nuevos valores han acabado por transformar nuestra mentalidad. ¿Somos ahora mejores?, ¿Cómo nos veremos en el futuro? Son preguntas cuyas respuestas dependen enteramente de nosotros, de lo que hemos aprendido durante todos estos años y lo que aún nos resta por aprender.  

  1. (1) «Tú Puedes Ser Lo Que Quieras | Barbie»www.barbie.com. Consultado el 18 de abril de 2022.









domingo, 23 de julio de 2023

Londres en julio: Exposiciones y gentes

Después del Brexit, Londres sigue conservando ese carácter cosmopolita y multicultural que siempre ha caracterizado a la capital del Reino Unido. Tras siete años sin pisar sus calles, nos devuelven un abanico de rostros, de razas, de indumentarias, de distintas formas de interpretar el complejo alfabeto de la vida. Es perceptible esta convivencia de sintonías y de caracteres humanos en el inabarcable laberinto que dibujan los pasillos y las atestadas galerías de Camden, con su food market rebosante de aromas y su oleada de ofertas vintage. Al adentrarse entre el tumulto, uno se siente partícipe de esa libertad que alimenta la mixtura, en un crisol donde se amalgaman nativos, curiosos, turistas, etc. Pero este año el reclamo de Londres -al menos para quien esto escribe- eran las exposiciones que ofrecían la Tate Britain y la National Portrait Gallery. Ambas muy vinculadas a actividades e inquietudes que vienen acompañándome desde hace tiempo. Así, aún con la gozosa resaca de la tertulia vivida en el Casino de Madrid en el mes de mayo, no podía dejar pasar la oportunidad de disfrutar de una muestra como la que con el título The Rossettis se exhibe en estos días en la Tate Britain, Olimpo del prerrafaelismo, donde se encuentran algunos de sus más emblemáticos lienzos. Entre ellos, ese cuadro al que he dedicado muchos versos y que es un referente de mi forma de entender la poética, con su misticismo y carga simbólica, The lady of Shalott, de John William Waterhouse. Ingresados en la Gran Sala, la Dama no cuelga de sus muros como de costumbre. Una solitaria Ophelia se erige en testigo de su ausencia, mientras, unos metros más allá, un grupo de turistas asiste a las explicaciones que una joven guía les expone acerca del cuadro Cristo en casa de sus padres, obra también, como aquélla, de John Everett Millais.  El lienzo de Waterhouse ha salido temporalmente de la Tate y no volverá hasta septiembre, me aclara una de las cuidadoras del museo. Me parece entenderle que está en préstamo en una galería de París, aunque no me fío demasiado de mi destreza en el listening


La exposición dedicada al universo de Dante Gabriel Rossetti, su vida, sus obras y sus contemporáneos, no defrauda en ningún momento. Allí se encuentran algunos de sus cuadros más señalados e icónicos. Especial mención merece el tratamiento dado a su relación con Elizabeth Siddal, Lizzie, cuya pose para Millais emulando la trágica muerte de Ofelia puede haber marcado su impronta en la historia de este movimiento artístico, pero que no agota ni mucho menos su relevancia como personaje y artista, autora de una cada vez más valorada obra pictórica y sobre todo poética. Están allí algunos de sus dibujos, de sus cuadros, incluso un mechón de su pelo y otro de Rossetti, precisamente junto al impactante Beata Beatrix, donde el artista consuma su obsesión por las figuras de Dante y de su amada Beatriz, convirtiendo a la ya fallecida Lizzie en un símbolo del tránsito entre la vida y la muerte, habitante de un espacio donde la inspiración sobrevive a la temporalidad de la materia. Las obras y la leyenda de estos hombres y mujeres, que vivieron durante el gobierno de la reina Victoria, se encuentran representadas a lo largo de esta exposición, imprescindible para los amantes de esta época y de su arte, de sus imágenes y de su literatura. 



Sin abandonar el Reino Unido y dando un salto de casi cien años, un viaje a Londres en estos días permite visitar otra muestra igualmente única, la que exhibe la National Portrait Gallery, donde se recoge una selección de las fotografías realizadas por el músico Paul McCartney, componente del mítico cuarteto The Beatles, y que con el título genérico de Eyes of the Storm plasman el día a día del grupo en aquellos años previos al estallido de la "beatlemanía", desde su punto de arranque en Liverpool hasta su primer viaje a América, en 1964, sus conciertos, la participación de los Beatles en el show de Ed Sullivan, el relax de los músicos en Miami, la incontenible avalancha de los fans... Dicen que el propio McCartney, de ochenta y tres años, visita de vez en cuando la exposición, que algunos visitantes han podido coincidir con él. No tuve esa suerte. Me hubiera gustado que me firmase el catálogo y me habría hecho un selfie junto al mítico ex Beatle. En fin, caprichos de uno. 




Pero este recorrido por la capital inglesa no se ha limitado a la visita de exposiciones y de museos. Prescindiendo de los tópicos y habituales atracciones multitudinarias que congregan a innúmeros turistas armados de cámaras de fotos y a la búsqueda de ñoñas poses (véase las desquiciantes instantáneas en el paso de cebra de Abbey Road), es un placer callejear por el Soho o Covent Garden, atravesar parques que encierran rincones exóticos, como el Kyoto Garden, con sus garzas y pavos reales, o transitar por otros espacios abiertos donde, una vez más, la vida y el implacable discurso del tiempo consiguieron acallar los susurros de la Parca, esos que ahora solo los cuervos parecen compartir desde la atalaya de unas viejas cruces cuyos nombres hace décadas que se borraron. Cementerio de Brompton, hoy lugar de paseo y de running, calles por las que transitan varias generaciones...






Porque esta ciudad, como también las que habitamos, rebosan movimiento, vitalidad y ansia por construir su propio futuro, un futuro donde todos caben, respetuoso con la herencia cultural que atesoran los museos, la que cimenta la idiosincrasia de las gentes.