jueves, 8 de diciembre de 2016

El día que asesinaron a John Lennon

El día que asesinaron a John Lennon apenas si había escuchado su música ni leído sus letras. Él acababa de cumplir los cuarenta y yo todavía andaba errando por los caminos de la adolescencia. De los sesenta sabía más bien poco, apenas lo que la televisión de entonces se encargaba de filtrar, los pocos discos de vinilo que había en mi casa. Ninguno de mis conocidos había ido a Woodstock ni había llorado cuando los Beatles se separaron, a primeros de la siguiente década. Todo aquello parecía tan lejano y ajeno. A punto de finalizar 1980, y con un nuevo tiempo abriendo sus puertas, los telediarios se llenaron de súbito con una noticia impactante. Ahora sí que The Beatles serían para siempre historia, cualquier posibilidad de reunión del cuarteto quedaba abortada por la insensata decisión de un paranoico, tras descerrajar varios tiros contra el carismático John, a las mismas puertas del edificio Dakota, en Nueva York, donde residía junto a su compañera, Yoko Ono


Desconocía entonces la siniestra leyenda que acompañaba a aquel inmueble, donde residieron el actor de terror Boris Karloff, famoso por interpretar a Frankenstein en la gran pantalla, o donde se rodaron películas como "La semilla del diablo", de Roman Polanski, cuya esposa, Sharon Tate, sería luego asesinada por el satánico clan de Charles Manson.  Aquel fatídico lunes 8 de diciembre, John regresaba del estudio de grabación junto con Yoko cuando se topó con un joven que, como otros tantos, le abordó para solicitarle un autógrafo. Mark David Chapman debió mirarle con rostro circunspecto, para luego pronunciar el nombre de su víctima antes de apretar el gatillo hasta en cuatro ocasiones. Ninguna oportunidad tuvo el músico, cuya voz se apagó para siempre aquella mañana. Mientras dejaba caer el arma al suelo, el homicida sostenía en su otra mano un ejemplar del libro "El guardián entre el centeno", de J.D. Salinger, al tiempo que dedicaba aquella hazaña a su protagonista, el inadaptado Holden Caulfield.  


Al otro lado del océano, el suceso supuso un duro golpe para los incontables admiradores del ex Beatle, mientras que a otros, como yo, les abrió los ojos a su legado y al de su mítica banda. Aquella noche, escuchábamos Imagine en la voz prestada de otro artista, con acompañamiento de piano. Se nos helaba la sangre. A los pocos días, las tiendas de discos llenaban sus escaparates con vinilos y cassettes de los Beatles, con pósters del músico asesinado y de su grupo. Los ingresos se disparaban. Muchos caímos en aquel juego, pero a mí me sirvió para encontrar un faro de referencia en esa edad   tan proclive al desarraigo y al desconcierto, para empezar de nuevo, como John se había propuesto, después de un intervalo de silencio, con su disco "Double Fantasy", mano a mano con su compañera. Temas como Just Like (Starting Over), I'm losing you, Woman, fueron la banda sonora de aquellos primeros escarceos de una década donde la música tendría mucho que decir. 


Aún recuerdo aquellos primeros bailes "agarrados" de mis primeros guateques, escuchando de fondo ese tema de John"Woman", auténtica serendipia en un tiempo convulso.  Han pasado la friolera de treinta y seis años, y él tendría ahora setenta y seis. No sabemos con qué ojos contemplaría el mundo que hoy nos rodea, pero seguro que se sentiría intranquilo, sorprendido por la voracidad de la tecnología y la deshumanización de los sentimientos, donde los mitos han pasado a ser iconos warholianos y la música pugna por reconquistar el terreno perdido. Al otro lado del tiempo, sigo escuchando a los Beatles, intento edificar sus armonías a lo largo de los trastes de una guitarra. Y eso que ya son los dos los que se fueron, pues a John le siguió George, en 2001, víctima de esa plaga cuyo nombre hace temblar los pilares de la templanza, el cáncer. Quizá hayan encontrado la paz que tanto predicaban, en los senderos de una dimensión inasible a las manos, a los resortes de la conciencia. 



1 comentario:

  1. Gracias por tu recuerdo y tu "glosa" sobre la muerte de Lennon, me ha hecho recordar a mí también, yo estaba en Alemania, la noticia duró toda una semana, ya no duran tanto.

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