domingo, 27 de enero de 2019

Escenarios de lectura. Libros para el año 2019

De siempre, mis escenarios han querido respirar literatura, complicidad de palabras y páginas. Lugares que son excusa para el disfrute de las letras, para oxigenar por completo la opresión de la vida cotidiana. Por eso mismo me refugio en los libros, desdoblo la personalidad para hacerme otro. Convierto mi biblioteca en el santuario de los tiempos muertos, la pantalla de mi ordenador en portal abierto a otras dimensiones, donde uno se despereza sin pudor. Hoy contemplo el acopio que vomitan mis anaqueles, aguardando su momento. Dos mil diecinueve ha comenzado con fuerza, abombando las baldas de mis estanterías, requiriendo la connivencia de esos espacios en blanco que ofrece el reloj. Sé que no es baladí la elección de los textos, que habrá algunos que dejarán huella más allá de la intimidad de su lectura, secuelas que marcarán el ritmo al propio oficio del escribiente, al volátil sendero de los meses que se abren por delante. Novela o poesía, filosofía o ensayo, seguro que no habitarán en vano mis horas de insomnio, como tampoco los autores con los que tendré la oportunidad de compartir mesa y mantel, luego de haber recibido de sus labios el sagrado ungüento de su palabra, de su sabiduría. El pasado viernes fue Álvaro Valverde. Vendrán otros, con vientos distintos, enarbolando las banderas de la creatividad y la cercanía. No pretendo más que empaparme de esos instantes, conservar su esencia al otro lado del presente. Apilo con paciencia pues, cuantos títulos me han llegado en estos primeros días del nuevo año, deseando dar cuenta de todos ellos, aunque algunos habrán de aguardar su llamada. Entretanto, uno acaba de estrenar libro y pronto hará su desembarco en las avenidas de la capital, estrenado el mes de febrero. Y aún espera poder tener en las manos aquellos poemas más jóvenes, que sueña con ver publicados desde hace tiempo. El tiempo manda, y sus designios son inescrutables. Uno solo escribe y lee conforme a los latidos del calendario. 


Ahí están, esperando su momento. Deseando disfrutarlos



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