Ediciones Vitruvio acaba de incorporar un nuevo volumen a su colección de poesía "Baños del Carmen", el que hace el número 565. Se trata del poemario "El tacto de lo efímero", que después de..., -uno ya ha perdido la cuenta-, vuelve a editarse respetando el mismo título con el que un día se presentara, formando parte de la Colección "Alcazaba", editada por la Excma. Diputación Provincial de Badajoz. No obstante, como se explica en la nota final Diario de Bitácora, agradecimientos y otros débitos, no se trata exactamente del mismo libro.
Esta versión de "El tacto de lo efímero" es el resultado de una profunda revisión. Algo que venía exigiéndome desde hace tiempo y que finalmente espero haber logrado a través de estas nuevas páginas en las
que, conservando la esencia original del poemario, éste se reelabora por
completo con la incorporación de abundante material enteramente de nueva
factura o fruto del rescate de versos en su día descartados, -aproximadamente treinta poemas nuevos-, al tiempo que se
ha optado por desechar algún que otro que formaba parte del texto
primitivo e introducir alteraciones y cambios de redacción en muchos de los que han permanecido. Es pues El tacto de lo
efímero que ahora publica Vitruvio un libro diferente. El aprendizaje, las experiencias, el devenir de
los años que nos separan de su primera publicación no pasarán
inadvertidos, aunque la conexión temática se ha mantenido fiel: La conciencia y
la revelación de lo efímero, la necesidad de aferrarse a las personas, a los
sentimientos que verdaderamente justifican el recorrido de la vida y que nos
redimen del yugo de la incertidumbre.
Gran parte de los poemas originales tuvieron
como telón de fondo mis días de residencia en la ciudad de Huelva, en los
últimos años del siglo XX, y a esa etapa pertenecen las frecuentes referencias
marinas y el reflejo atlántico que serpentea en muchos versos. Juan Ramón Jiménez está presente a lo largo de todo el libro, volviendo atrás el tiempo en un ejercicio de rejuvenecimiento que nos traslada a momentos intensos pero también al regusto amargo del recuerdo. Vinieron luego jornadas de interior,
calendarios que sembraron de despedidas los resortes de la cotidianidad, que
nos enseñaron otros caminos, distintas formas de mirar. No renuncia el autor a las constantes habituales de su obra: referencias musicales, cinematográficas, literarias, aparecen diseminadas por el libro que descubre la versatilidad del poema en prosa para construir contextos y ambientes en los que situar los nuevos textos o dar sentido a los que ya eran parte del discurso poético.
No encontrará pues el lector un remake de aquel "Tacto de lo Efímero" que quizá precipitadamente viera la luz en 2004. Entonces se presentó en la Feria del Libro de Cáceres y ahora esto ocurrirá de nuevo. En ese intermedio, con tantos años pesándonos a la espalda, muchas cosas han cambiado. También la forma de escribir, interpretar y leer la propia poesía. Los lectores tendrán la oportunidad de comprobarlo.
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