Todavía no he conseguido poner de nuevo los pies sobre la tierra. En una semana de emociones, de satisfacciones literarias, pero también intensamente humanas, por el calor y la cercanía de tantas personas que comparten y siguen tu trabajo y el afán de continuar transitando por los no siempre dóciles terrenos de la literatura. No me corresponde a mí reseñar ni hacer loa de lo sucedido el lunes, cuando se presentó "La complicidad de los amantes", en Cáceres, en el salón de actos del Ateneo, vestidos los poemas con la envoltura de la música y la magia del teatro, de la escenografía y la imagen. Creo que solo debo limitarme a dar las gracias, a expresar la satisfacción que me ha producido comprobar tanta mirada, tantas palabras de complicidad y adhesión, de mestizaje incluso, con el contenido de los versos y su carga de sentimientos. Y es que tuve la oportunidad de compartir escenario con dos artistas de puro lujo, como mi amiga y excelente soprano Ana Peromingo y el extraordinario pianista José Luis Porras, al que ha sido una gozada conocer y disfrutar. Desde el principio, fueron permeables a la propuesta de un programa musical nada fácil, plagado de estilos muy dispares. Todo en ellos fueron facilidades, sugerencias para mejorar el diseño inicial de la velada, a la búsqueda de aquellas opciones que permitieran hacer las secuencias poéticas y musicales más ágiles, más accesibles a un público tan variopinto como el que llenó por completo el salón de actos del Palacio de Camarena, un lunes perdido en el calendario, en pleno mes de junio. Junto a ellos tengo necesariamente que mencionar al profesor y poeta Hilario Jiménez Gómez, que no por más amigo, que lo es, y mucho, se dejó la piel sobre las tablas para hacer más accesible a los presentes el contenido de mi obra. Y lo hizo de tal forma que no me salen calificativos.
Me complace ver hasta qué punto está gustando "La complicidad de los amantes", que no es un libro fácil, pero sí muy variado, nada monótono, plagado de guiños. Seguiremos dándole el recorrido que merece, dotando de cuerpo y de vida a sus poemas y a sus historias. Quizá reeditemos en Badajoz, después del verano, la experiencia vivida en Cáceres. Y mis versos estarán allí donde sean bienvenidos, sin desdeñar la connivencia con otros autores y otras formas de vivir la poesía. Me encantará formar parte de aquellos proyectos que hagan de la palabra su estandarte. Entretanto, el destino natural de todo libro es el de ser leído y mi agradecimiento también quiero hacerlo extensivo a cuantos han querido destinar una parte de su tiempo haciéndose cómplices de mis poemas, convirtiéndolos de alguna forma también en algo suyo. Para ellos vaya toda mi gratitud.
Finalizábamos ayer la temporada literaria con una nueva presentación en el Palacio de la Isla. Era el turno de "Las regiones de la melancolía", de mi querido compañero y amigo José Antonio Patrocinio. Al éxito que cosechara en Badajoz en el estreno de su obra, ha de añadir ahora el que obtuvo en Cáceres, rodeándose de tantos amigos expectantes de sus versos y adictos a la humanidad que destilan, la que el propio autor desborda por su poros. Ayer fue una velada para poner de manifiesto que más allá de las responsabilidades profesionales y las ataduras que conllevan, existe una vida, un algo más que a la postre es lo que verdaderamente merece la pena.
Elenco del recital poético-musical "La complicidad de los amantes"
Intervención del profesor y poeta Hilario Jiménez
La soprano, Ana Peromingo
José Luis Porras, Ana Peromingo y el autor, durante la lectura
Finalizábamos ayer la temporada literaria con una nueva presentación en el Palacio de la Isla. Era el turno de "Las regiones de la melancolía", de mi querido compañero y amigo José Antonio Patrocinio. Al éxito que cosechara en Badajoz en el estreno de su obra, ha de añadir ahora el que obtuvo en Cáceres, rodeándose de tantos amigos expectantes de sus versos y adictos a la humanidad que destilan, la que el propio autor desborda por su poros. Ayer fue una velada para poner de manifiesto que más allá de las responsabilidades profesionales y las ataduras que conllevan, existe una vida, un algo más que a la postre es lo que verdaderamente merece la pena.
Presentación de "Las regiones de la melancolía" en Cáceres.
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