domingo, 15 de septiembre de 2019

Septiembre con el verso en los labios

Intensa semana, llena de referencias literarias. Poco importa el escenario ahora, cuando la voz adquiere protagonismo y fluye sin contención a la medida de los versos. De Madrid, uno se trae el recuerdo de una tarde que será difícil de olvidar. Allí se conjugaron la magia del teatro y el temblor de la voz, impulso que poco a poco fue cogiendo fuerza, al pairo de la música enlatada y del otoño, dibujándose en las estrías de los cristales. Detrás del vidrio, el crepúsculo fugaz, agradecido. Un Madrid custodio de la libertad que ansían las alas de quien se siente preso de una cotidianidad inyectada de rutina, de quien aguarda los tsunamis que el destino anda incubando, alacranes próximos a despertar de su letargo para contaminar las horas. Gusta sentirse rodeado de gente que comparte y hace suyas las cataratas de la palabra, que regalan sus abrazos, que no faltan a su cita con los versos que uno viste con nuevos ropajes. Madrid intenso, a corazón abierto, acogiéndonos. Como siempre, haciéndonos soñar con una nueva vida, difícil a estas alturas de la travesía, minimizando las incertidumbres, los reparos de lanzarse al vacío. Después de todo, solo dar las gracias y dejar abiertas las puertas, que la distancia no sea impedimento para el retorno.



Presentación en el Café Comercial de Madrid, de "La complicidad de los amantes"

Inagotable la lírica, retomar los poemas de "La complicidad de los amantes", pero también, enfrentarse de nuevo con el reto de la pantalla en blanco, saborear que el lenguaje da fruto una vez más, que la palabra es obediente y se deja seducir. Nunca es bastante, la poesía se gusta, leída y viva. Como en Edita, cuando la creación se hace borrachera colectiva, torrente de transparencias, rostros y rostros, voces y voces. Así ha sido en Cáceres durante las jornadas de viernes y sábado. Búsqueda de un sitio en medio del océano del verso, un lugar donde encajar en el complicado rompecabezas de la literatura. Uno se ha sentido cómodo entre tantas hojas de sauce, mientras la luna llena jugaba a hacerse invisible entre la timidez de los cirros. 


EDITA NÓMADA 2019, en Cáceres. 

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