sábado, 30 de mayo de 2020

Recuerdo y Homenaje a Juan José Gómez Rico con motivo del centenario de su nacimiento

El pasado jueves, 27 de mayo de 2020, mi padre hubiera cumplido cien años. Como en 1920, vivimos en época de pandemia, y tal circunstancia ha impedido que pudiera celebrar esa efemérides como realmente pretendía, mediante una conferencia pública en la que hubiera tratado de situar al personaje en el entorno de la ciudad y del tiempo en que se desarrolló su trayectoria vital, una trayectoria intensa, muy vinculada sin duda a ese pequeño microcosmos provinciano de cuya intrahistoria formó parte. 

Juan José Gómez Rico (1920-2007), en fotografía realizada hacia 1945.

Porque ciertamente, Cáceres, en aquel lejano comienzo de la década de los veinte del anterior siglo, era una población muy diferente a la que es ahora, e incluso los edificios testigos de su pasado monumental latían camuflados o escondidos en medio de un rosario de pequeñas construcciones, la mayor parte de las veces antiestéticas o de muy escaso valor. Desde la Plaza Mayor, con su suelo de tierra y su bandeja central,  se accedía al Arco de la Estrella tras atravesar una especie de callejón formado por la superposición de casas y edificaciones varias que a su vez conformaban un artificial arco que se conoció como "Del Corregidor", y que prácticamente emparedaban la esbelta silueta de la Torre de los Púlpitos. Seguro que fueron muchas las veces que mi padre, un niño entonces, tuvo que pasar por allí, y cruzarse con las aguadoras que, portando cántaros sobre sus cabezas, efectuaban su camino hacia la Fuente del Concejo. 


Cáceres en la década de los años veinte. Tránsito de aguadoras bajo el Arco de la Estrella. A la derecha, antiguo "Arco del Corregidor", que formaban las construcciones que ocultaban la Torre de los Púlpitos. 

Vinieron luego los años difíciles de la guerra, de la represión y de la escasez. Era muy joven Juan José Gómez cuando inició su recorrido profesional como funcionario de Correos, actividad que marcaría toda su vida y que haría surgir en él una verdadera devoción por el mundo de la comunicación postal y sobre todo, del sello, fiel compañero que nunca le abandonaría. Los años cuarenta fueron tiempos difíciles, de cartillas de racionamiento y censura de la correspondencia. 


Cartilla de Racionamiento utilizada por Juan José Gómez Rico para reserva de cereales en el primer semestre de 1952, en Cáceres. Las cartillas contenían cupones que se canjeaban por los alimentos correspondientes, en este caso, arroz y otros cereales varios, distribuidos por semanas. 


Carta de Cáceres para Sevilla. Franqueo Pro-Tuberculosos 10 céntimos y sello de Isabel la Católica, de 40 céntimos. Censura Militar de Cáceres en Color violeta. Marca patriótica con efigie de Franco en rojo. Matasellos de Cáceres, 27 de diciembre de 1937, en plena contienda civil 

En septiembre de 1941, Juan José Gómez fue nombrado cartero urbano de segunda clase, pasando a prestar servicio en Arroyo de la Luz (Cáceres). Ascenderá después, en 1943 a cartero urbano de primera clase, y tras superar las correspondientes oposiciones, se le nombrará Auxiliar de segunda clase del Cuerpo Auxiliar Mixto de Correos, en ese mismo año, siendo destinado a la estafeta de Llerena (Badajoz). Al superar unas nuevas oposiciones, en agosto de 1948 se le destina, como Oficial de 1ª Clase del Cuerpo Técnico de Correos, a la Administración Principal de Cáceres, y en agosto de 1951 es nombrado por acuerdo ministerial Jefe de Cartería. Continuará ascendiendo en sucesivos años hasta ser designado Interventor de Servicios Bancarios, en junio de 1967, cargo en el que permanecerá hasta que en junio de 1980 se le nombra Jefe de Administración Económica de la Subdelegación Provincial de Comunicaciones, puesto que ocupará hasta su jubilación, el 27 de mayo de 1986.   


Título por el que se nombra cartero urbano de primera clase a Juan José Gómez Rico, el 31 de mayo de 1943. 


Cartería en el edificio de Correos de la Calle Donoso Cortés. Juan José Gómez (sin uniforme), tercero por la derecha, ya era Jefe de la Unidad (hacia 1952). 

En Cáceres, estuvo Correos en la Plaza de la Concepción, en el edificio donde luego se instalaría el Club Taurino y que hoy es un establecimiento de hostelería. Luego pasaría a la calle Donoso Cortés, donde permaneció hasta su traslado al moderno Edificio Múltiple. Recuerdo haber visitado muchas veces aquel casón, actualmente ocupado por dependencias de la Junta de Extremadura. Tenía un olor especial, a sacas de cartas, a lacre, a goma arábiga, pasillos y rincones donde era muy fácil perderse, siempre con el sonido de fondo de las viejas Olivetti y, sobre las mesas, el imprescindible papel carbón. Me viene a la memoria la fisonomía del patio, que aún se conserva, las ventanillas a las que acudían los ciudadanos para efectuar sus gestiones. También los compañeros de mi padre, a quienes conocí a finales de los sesenta.


Tarjeta/Factura de la antigua "Farmacia de la Concepción" en la que se aprecia la ubicación de la primitiva oficina de Correos de Cáceres (ver detalle balcón con mástil para bandera), en la Plaza de la Concepción. Fotografía de la década de 1930. 


Fotografía grupal de los funcionarios de Correos de Cáceres en el patio del edificio de la calle Donoso Cortés, hacia finales de los años cincuenta del pasado siglo. En segunda fila, agachado, primero a la izquierda, Juan José Gómez Rico. 

Precisamente en estos años, inaugurada ya la siguiente década, participa Juan José Gómez en las iniciativas para reflotar la afición filatélica en Cáceres. Eran muchos por entonces los entusiastas del sello, en gran parte congregados en torno al "Grupo Filatélico de Educación y Descanso", vinculado a los antiguos sindicatos verticales. En 1977 y 1978, y junto a otros destacados filatelistas de la ciudad contribuirían a dar cuerpo legal a la Asociación Filatélica y Numismática Cacereña, que luego añadiría el adjetivo de Cultural y que todavía hoy continúa manteniendo una intensa actividad y presencia. 


Noticia publicada en el Diario HOY en noviembre de 1989, para promocionar las actividades culturales de la Asociación y la difusión del patrimonio de Cáceres a través de los sellos. 

En 2017, cuando se cumplían diez años de su fallecimiento, ocurrido el 15 de enero de 2007, la Asociación emitió un sello personalizado dedicado a la memoria de quien fuera su Presidente entre 1986 y 2001. Con ello quería rendírsele homenaje a él y a quienes debemos gran parte de la visibilidad que hoy tiene en nuestra ciudad el mundo del coleccionismo, especialmente en torno al servicio postal, merced a las numerosas exposiciones y muestras organizadas durante aquellos años y que luego han continuado celebrándose. Ya en febrero de 2002, y con motivo de la XIV Exposición Filatélica, "Extremadura en la Historia Postal", se le nombró junto a otros históricos de la Asociación como Félix Polo Merino y José Sández, ambos también fallecidos, Socio de Honor de la entidad. En mayo de 2009 se le otorgó, a título póstumo, la Medalla al Mérito Filatélico concedida por la Federación Filatélica Extremeña.


Nombramiento de socios de honor a los directivos históricos de la Asociación, en febrero de 2002, con motivo de la XIV Exposición Filatélica "Extremadura en la Historia Postal"



Tarjeta postal y sello emitidos en 2017 con motivo del X aniversario del fallecimiento de Juan José Gómez Rico, Presidente de la Asociación Cultural Filatélica y Numismática Cacereña en el período de 1986 a 2001. 

A través de diferentes ámbitos, se implicó Juan José Gómez en la investigación y difusión de los valores, del patrimonio, de la cultura, en definitiva, de Extremadura, no solo en virtud del coleccionismo de sellos, tarjetas postales y demás material relacionado con las dos provincias de la Comunidad Autónoma, dando a conocer al gran público los lugares, los personajes, los hechos históricos relacionados con ella que aparecían en los efectos postales, sino también mediante su participación en otros colectivos ciudadanos, como las Cofradías, a las que estuvo siempre unido y que también supieron reconocerle su entrega y dedicación. Coincidió durante los años más activos de su vida, y luego, tras su jubilación, con multitud de personas que, como él, ya forman parte de la historia de nuestra ciudad. Han pasado cien años. Cáceres es ahora bien distinta a la que les vio nacer y en ello todos han pusieron su pequeño granito de arena. Sirva este homenaje para reconocer su aportación y mantener viva su memoria. 
















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