sábado, 17 de agosto de 2019

Lecturas de verano: ESENCIA, de Efi Cubero; ESTA BRUMA INSENSATA, de E. Vila-Matas

Me atraen especialmente aquellos libros que condensan buenas dosis de magisterio en sus páginas, novelas que, sin renunciar a la ficción, se deslizan con paso de funambulista sobre los delgados hilos del ensayo, y por supuesto, aquellas obras cuyo encaje sea precisamente el de este último género. Vengo mitigando los calores de agosto, las postreras jornadas de ocio que me brindan, con la lectura, casi simultánea de dos de estos libros. Enteramente diferentes. Absolutamente en nada relacionados el uno y el otro, pero coincidentes si nos detenemos en la pulcritud con que sus autores han afrontado la difícil tarea de poner en pie obras tan dotadas de elementos intelectuales que el lector puede ir asimilando poco a poco, en medio de un discurso impecable, cercano, en algunos casos, al lenguaje poético.  Cuanto decimos se ajusta como un guante a los textos que la escritora Efi Cubero ha reunido en "Esencia", que publica la editorial La Isla de Siltolá, en su colección "Levante". Si es posible localizar un calificativo para este libro, ese sería el de arte sin límites, arte con mayúsculas, en un grandioso maridaje entre lo plástico y el lenguaje escrito. Cada texto, donde la autora bucea en la obra y la personalidad de un creador, sin distingos de épocas ni estilos, constituye por sí una auténtica joya, un edificio literario construido con inusitada maestría, en el que se recogen a la vez impresiones y andamiajes críticos, hasta hacer perceptible -tangible si cabe- el producto creativo del artista de que se trata. Cada capítulo es, en sí mismo una sorpresa, un descubrimiento, el de la creación literaria y el de la obra que, con su bien afinada orquesta de palabras, va desnudando. Y como decíamos, lo hace con el bagaje de una inmensa catarata de referencias procedentes de su vasto conocimiento del arte. Es este uno de los puntos cardinales de esta obra, cuyo título no puede estar mejor elegido, pues la escritora desentraña a la medida de su pericia técnica, la esencia de las obras que desfilan por sus páginas, desde su visión del Guernica picassiano, pasando por las estampas velazqueñas que nos transportan a los años turbulentos del Siglo de Oro, con su dicotomía pintor/rey, hasta el trazado de los complejos fotogramas de la vida del salvaje Gauguin, que depura con elegancia en un relato donde la poesía -siempre presente- parece querer ceder protagonismo al buril de lo narrativo. Confieso que he sucumbido a la tentación, propia de mi ignorancia, de rebuscar en páginas web, en tratados de arte, tras las pesquisas de creadores que me eran del todo desconocidos. La sugerente descripción e interiorización de sus obras realizada en este libro empujan desde luego a ello, a abrir los ojos. El recorrido además, no puede ser más completo. La mirada de Velázquez se complementa con la alambicada perspectiva de Goya o los estridentes aspavientos de Dalí, desde su retiro en Port Lligat, en la bahía de Cadaqués. Y es precisamente aquí, en las estribaciones del Cap de Creus, donde reside el personaje que interviene como sujeto narrador del segundo de los libros que me tienen atrapado en estos días: "Esta bruma insensata", de Enrique Vila-Matas. Una vez más, un libro con la literatura como auténtico protagonista, donde los personajes están al servicio de un argumento marcado por el debate sobre la intertextualidad. Obras que se nutren de las citas, los paralelismos, las estructuras, de otras, autores que viven atrapados en un complejo artificio de vivencias personales alimentadas por el flujo de una ansiedad creativa que no conoce grilletes. Vila-Matas vuelve de nuevo a concebir una historia de tensiones, metaliteraria y no exenta de suspicaces referencias políticas en un momento convulso de nuestra más reciente experiencia vital. 


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