domingo, 25 de junio de 2017

Las páginas de una revista nos contemplan. Bitácora de lo vivido.

Los tiempos cambian, "the times they are a-changin", que diría el inefable Bob Dylan, último Premio Nobel de Literatura. Y cambian mucho, si advertimos las pistas que van dejando a lo largo de esa travesía in itinere. De aquí hacia atrás, rememorando las secuencias del viaje, uno se siente en la piel de Odiseo. Si en la anterior entrada de este blog, mis líneas eran para celebrar un reencuentro, en la de hoy, la mirada abarca la perspectiva de ese particular transbordo hasta la soñada Ítaca de la experiencia, donde cada episodio está llamado a permanecer escrito en el perenne tejido de la memoria. El pasado sábado presentábamos el último número de Norbania, Revista de Literatura y Creación, en una gala literario musical celebrada en "El Corral de las Cigüeñas", ese acogedor espacio al aire libre que se yergue intramuros del Cáceres medieval y que lleva abierto toda la vida, al menos, aquella de la que tengo recuerdos. Por ese local de la Cuesta de Aldana han pasado pues testigos de varias generaciones, y añosos son también los tentáculos de la hiedra que por doquier se extiende, encaramada a sus muros. Norbania es en todo caso una obsesión superviviente, como antes lo había sido Oropéndola, aunque ésta tuvo su ciclo, paralelo al fragor de la universidad, que con su ulterior diáspora, quizá pasó a los dominios de la memoria demasiado pronto. Cada tiempo es propicio para una empresa, y ésta requiere la elección de los vientos más idóneos, que hagan la travesía cómoda y fructífera. La Revista Oropéndola coexistió con publicaciones como Residencia, Gálibo, Alfares, Égloga, Retazos... y otras tantas que aprovecharon esas corrientes favorables en un momento que fue único e irrepetible. 




Portadas de las Revistas Residencia y Oropéndola, editadas en la década de los ochenta del pasado siglo, en Cáceres. 

Norbania surge también en una coyuntura permeable a la irrupción de iniciativas particulares que trataban de abrirse paso frente a los planteamientos rígidos de la llamada cultura oficial. Quienes apostamos por volver a intentar la edición de una revista en papel, en plena era digital, éramos precisamente algunos de los mismos que participábamos entonces en aquellas aventuras universitarias, quienes compartíamos sansones de cerveza en el Mesón Extremeño o asistíamos a tertulias literarias en locales icónicos como La Machacona o La Torre de Babel




Postales publicitarias de "El Corral de las Cigüeñas" y "La Machacona", realizadas en los años ochenta del siglo XX. 


¿Por qué será que muchos de quienes ayer vibraron con la presentación de Norbania pasaron ya de la cincuentena? A ellos se han incorporado vástagos de otras generaciones que vienen pisando con fuerza. Les corresponderá continuar en el empeño de mantener viva la llama de esa cultura de la gente, al margen de encorsetados patrones institucionales.  En todo caso, qué sensación la de tararear de nuevo aquel inmortal estribillo de los Coup de Soup y bailar a ritmo de ska y rumba, como hacíamos "cuando éramos más jóvenes...". 


Audio de "Nunca nos habíamos besado en un pub", del grupo cacereño Coup de Soup, incluido en su disco 
"Sonetos amorosos portugueses" (1986).


Portada del número 1 de Norbania, diciembre 2011.


La escritora Inma Chacón, en la Feria del Libro de 2014, mostrando el número 5 de Norbania, en el que colaboró junto a otras 28 autoras e ilustradoras. 


Número 7 de Norbania, presentado el pasado 24 de junio.



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