martes, 8 de septiembre de 2015

Totum revolutum: Titulares de "lo efímero"

Leía entonces a Valente y a Juan Eduardo Cirlot. 

Continúan siendo hoy dos de mis voces poéticas de cabecera.

Me preocupaba también el tiempo, necesitaba indagar en la búsqueda de claves, mientras el reloj seguía ejecutando su soliloquio, indiferente a la caída de las hojas o al vuelo de las mariposas. 

Los poemas de aquellos años y los que vinieron después fueron impregnando las cuartillas sin detenerse a pensar en el futuro. 

Leía también a Colinas,  me sabía de memoria esos versos en los que evoca la derrota del ejército romano junto al Lago de Trasimeno:


solo brillaste para mí un instante
en la pútrida tarde de tormenta...

Tardé en conseguir una copia de "El señor de la guerra". Intentaba comprender la fascinación de Cirlot por la historia que protagonizaban Charlton Heston y Rosemary Forsyth, que inspiró su "Ciclo de Bronwyn".  



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Había que sobrevivir, plantar cara al desafío de unas horas que avanzaban sin pedir permiso. Momificada la escritura, vistió de ausencia y también de vértigo su mensaje: 

déjame viajar contigo a otro tiempo,
entre los signos encendidos de tus ojos,
inmóviles los dos en los estratos de la noche

Se hacía necesario el rescate de las palabras. 

Porque significaba también la vuelta al propio yo, el antídoto que acaso podría conjurar las arrugas que como termitas se diseminaban bajo los tejidos, hostiles y oscuras.  


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Después de haber luchado de manera pacífica contra la extracción de madera y la expansión de los pastizales sobre el Amazonas, Chico Mendes fue asesinado frente a su casa el 22 de diciembre de 1988. 

Y Paul Mc Cartney le recordó en su canción "How many people", en su álbum de 1989, "Flowers in the dirt"

No sé cuántas veces escuché aquel año ese tema. 

Aquel verano sin tregua del sentimiento hecho añicos, del apocalipsis. 




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Comprendimos que todo en esencia era efímero, que la caricia que la aurora dibuja sobre las ondulaciones de la piel también estaba marcada por la caducidad del barro, por la disolución de los colores: 


impreso en los palos 
de la baraja
reside ese desasosiego que lentamente
va inflamando de vulnerabilidad
la aparente consistencia 
de los brazos,

de la cordura misma


Habrá que aguardar unos meses para que éste y otros poemas, que en su día formaron parte del libro "El tacto de lo efímero", vean nuevamente la luz completamente actualizados y revisados, junto a gran cantidad de material inédito (en torno a 30 nuevos poemas). Tengo que agradecer una vez más a Ediciones Vitruvio y a Pablo Méndez la generosidad que han tenido conmigo al aceptar incluir este renovado poemario en su colección "Baños del Carmen", donde ya fue publicada en 2014 mi anterior obra "Escenarios".