viernes, 14 de noviembre de 2014

Presentación de "Escenarios", 13 de noviembre de 2014

Finalmente, tuvo lugar la presentación de "Escenarios". Después de tantos meses, mereció la pena ver pasar el tiempo a la espera de una jornada que resultó realmente plena de satisfacciones, al calor del verso y las cadencias seductoras de la música. No me corresponde a mí juzgar, pero como quienes estuvieron allí a mi lado, tengo la impresión de que el público no se sintió defraudado y conseguimos conectar con él. Desde esta página necesariamente tengo que expresar mi más sincero agradecimiento, comenzando por las personas que me acompañaron para hacer posible que los poemas de "Escenarios" cobraran su propia vida, junto a las melodías que los vieron surgir. Mi gratitud hacia Pablo Méndez, director de Ediciones Vitruvio, por desplazarse desde Madrid a la puesta de largo de este poemario y por permitirme formar parte de la consolidada colección "Baños del Carmen", de hechuras elegantes, territorio cuajado de magníficos poetas. A Irene Sánchez Carrón es difícil poderle agradecer en unas pocas palabras la calidez de su amistad y la generosa dedicación de una parte de su tiempo a sumergirse en los poemas, no solo de "Escenarios", sino de otros libros anteriores que supo recordar para explicar su conexión con esta última criatura. Cercana y minuciosa su visión del recorrido poético de "Escenarios", de las tonalidades que impregnan la obra, permitió sin duda al auditorio acercarse a ella y comprender su contenido, invitando al disfrute íntimo y sugerente de cada uno de sus capítulos y apartados. Un verdadero orgullo contar con la opinión y el análisis de todo un Premio Adonais, para este humilde itinerario de versos y aventuras musicales en clave de vuelo desde el exterior hasta las cuatro paredes del poeta en su refugio eremita de la madrugada. Finalmente, no pueden faltar mis agradecimientos hacia los intérpretes que armados de sus guitarras, convirtieron la lectura en un verdadero escenario de magia y envolvente abrazo para la palabra. A Mario Osuna y Jaime Naranjo, siempre os estaré agradecido y difícilmente podrá difuminarse en los fotogramas de mi memoria esta tarde en que vuestra música hizo grandes las líneas y las historias de mis poemas. Mucho se habla de blues, de ritmos de jazz en el libro, pero gracias a vosotros saltaron de sus páginas para encarnarse a través de los acordes que resonaron bajo las bóvedas del Palacio de la Isla. Tampoco olvidaré la lectura que Vicente Rodríguez hizo de los ángeles de Highgate, de su guiño al sonido de los apocalípticos sacabuches.  No puedo expresar sino mi satisfacción por todo en lo que cada uno de ellos contribuyeron para que "Escenarios" se hiciera visible para un público que desbordó la capacidad del salón de actos y que incluso tuvo que presenciar la presentación desde las ventanas exteriores, en una noche muy de otoño, bendecida por la lluvia. Lo que vino después nos volvió a transportar al universo de la amistad y de las buenas vibraciones, de la literatura hecha disfrute y experiencia compartida, nuevamente con la imprescindible compañía de la buena música y las sugerencias del maestro Mario Osuna, que en Psicopompo, Librería Café, ya estrenado el catorce de noviembre, nos transportaron al sabor del mejor jazz de la mano de Joe Pass, Charlie Parker y Ella Fitgerald



Mario Osuna y Jaime Naranjo


Irene Sánchez Carrón


Pablo Méndez



 Desde el exterior del Salón (Foto Marce Solís)


Lectura del poema "En las vidas de otros" (fragmento)


Vicente Rodríguez lee el poema "Highgate" (fragmento)

domingo, 9 de noviembre de 2014

Lo que dicen los lectores de "Escenarios"

En la semana de la presentación de "Escenarios", permitidme la osadía de subir a este escaparate lo que algunos lectores, poetas todos ellos, me  han transmitido después de leer el libro. Mi respuesta, un vendaval de gratitud y de cariño por sus benévolas y generosas lecturas, por sus palabras, que aportan claves y senderos insospechados que a uno le hacen descubrir aspectos de su propia obra que ni siquiera se había planteado. 
Gracias a todos porque vuestras lecturas me han hecho aprender un poco más. 


Me he encontrado con Walt Whitman por Manhattan, cantando a los marineros que bailan en los puertos; a Gabriel García Márquez, de cien años de nuestra soledad vestido; a Neruda en las playas oscuras de su Isla desierta y negra y, entre la penumbra de todas las ciudades, entre la soledad y el humo del tabaco, me he encontrado con Jesús M. Gómez. Iba rompiéndolo todo, rimas y estructuras metafóricas, observando desde las terrazas del tiempo, sus adjetivos, su tinta abril, su metáfora salvaje y pura. Todos somos sus actores, los paisajes, ciudadanos que dibuja y los escenarios que nos contemplan desde la tinta experta de su bolígrafo.
 Magnífico libro el de este poeta: Jesús M. Gómez, que publica la veterana Ediciones Vitruvio. Lo recomiendo desde está página.

(José Cercas)

El poeta busca su doméstica compañía (en las tres primeras partes salió a ver, provisto de cámara, y sus sentidos abiertos querían captar la ciudad, ser ajeno testigo), ahora se retira a su silencio, a sus libros, a sus versos, ya no hay puesta en escena, sino la desnudez de un soliloquio (pieza teatral que menos escenario necesita, porque su escenario es el interior de nosotros mismos)

(Ana María Reviriego)

su lectura supera mis expectativas. Está muy bien escrito, con un control adecuado de los procedimientos estilísticos y del ritmo de los poemas, que construyen a la perfección esos paisajes (escenarios) urbanos que recorres con la sensibilidad y la inteligencia de un poeta meditativo en plena madurez. Me gusta mucho el uso que haces del lenguaje, la riqueza y coherencia de las imágenes y el tono (entre distante y emocionado) con el que construyes el entramado de tus visiones. Los elementos de la cultura están dosificados convenientemente y en ningún caso suponen un lastre o un alarde, más bien acompañan al fluir meditativo de la conciencia ampliando su campo de significación e intensificando su capacidad de sugerencia. Enhorabuena, de verdad, por este libro que supone un avance importante en tu ya honda y valiosa trayectoria poética, y gracias por hacerme partícipe de él. 

 (Basilio Sánchez)

Un alto vuelo lírico, y una gran ambición formal.

(Rafael Soler)

Debo confesar, y termino, que este es el libro que uno estaba esperando de Gómez y Flores. No sé si es el mejor de los suyos, pero a mí, permítanme decirlo, es el que más me ha gustado. Creo que es una opinión compartida. El propio autor sabe que no es una obra cualquiera, una más, sino, tal vez, un punto y aparte al que, eso sí, no habría llegado sin haber escrito y publicado sus entregas anteriores. Amante de la música, del jazz y, más en concreto, del blues, la melancolía impregna, para bien, estos versos donde el tono obedece a la luz matizada y la lluvia de las ciudades del norte, que parece caer sin remisión sobre estas emotivas páginas.

(Álvaro Valverde)

Tras la suite parisina, me he quedado prendado de tu Berlín y tu Londres, qué buen título has buscado para ese libro de viajes. Me he hecho disfrutar muchísimo. La mayoría de los libros de poesía propenden al aburrimiento, pero en el tuyo, que no decae, uno se siente un viajero más. Ciertamente me ha impresionado, sobre todo porque he podido viajar con él, revisitar paisajes, cuadros, músicas y sentir que emocionarse con ello no está, al contrario, reñido con la vida.


(José María Jurado)

Escenarios es a la vez que un magnífico libro de poesía todo un viaje, viaje que se llena de nombres, de lugares, de estancias con mayor o menor resonancia pero perfectas para hacer valer una poesía muy cercana al dudar y al sentir del ser humano. 


(Pablo Méndez)



Un placer tu libro, con su invitación a recorrer espacios físicos y espacios interiores,  ciudades, museos, con la banda sonora que pones de fondo en muchos poemas. El resultado resulta muy envolvente. He disfrutado mucho, sobre todo de los espacios y motivos que me eran familiares. Algunos poemas (Vulnerable, Abrir los ojos, Reincidentes) me parecen de gran altura. Y algunos versos sueltos son magníficos (Conforta la rutina del péndulo; No es fácil acostumbrarse a ser azar; Turbios son los caminos de la intemperie; El aire carece de senderos /no se adivinan itinerarios   para diseñar una estrategia de huida). También me gusta mucho la temática existencial en espacios urbanos y el contraste entre las grandes ciudades del principio y el refugio de las cuatro paredes del final. 


(Irene Sánchez Carrón)


Recogí ayer este estupendo Escenarios, acabo de cerrar su último poema, y aunque tú te encierres entre esas cuatro paredes, y lo entiendas con acierto como un exilio al estilo de Cernuda, creo que es tu libro más cosmopolita y cuajado de referencias, incluso en el apartado de la vida doméstica... ¡enhorabuena!. Y bien bonita la edición, además.


(Luis Sáez Delgado)

domingo, 2 de noviembre de 2014

Se levanta el telón

Siempre me ha gustado el teatro. Teatro entendido como representación escénica en la que la palabra trasciende los límites del papel y toma cuerpo, desparrama sus sílabas en labios de personajes de carne y hueso, indaga innúmeras localizaciones. 
El teatro, como los guiones de cine, tienen su propia forma de escritura, su lenguaje. Es propicio el otoño a los escenarios, a las tramas de capa y espada, al amor rimado y a la nostalgia de los camposantos. El teatro es igualmente el ruido de los actores, las identidades, las vidas fingidas, las muertes impostadas. 


También en la realidad, uno tiene a menudo más de una vida; la que se ajusta a los reglones de la caligrafía y no se solivianta con los seísmos de la cotidianidad, la otra que bulle más allá de las apariencias, que levanta polvaredas y reescribe las facciones del rostro y los caracteres del espíritu. No es siempre fácil. Se trata de dar un portazo y aparcar siquiera provisionalmente el rigor, los rictus tensionados, las palabras que han de obedecer a una métrica inexorable. Es el teatro lo que aguarda al otro lado, el maquillaje estrafalario del actor que se cuela hasta la médula de su personaje y se confunde con él sobre las tablas. 


En estas horas de réquiems y pavanas, cuando resuenan en los oídos los decadentes diálogos del Tenorio, mi otro yo se regocija con la aventura de la escena, recogiendo el guante en un duelo abierto con los duendes de la rutina. 


El otro yo,
incómodo huésped
que no se rasga las vestiduras
ni maquilla los versos,

el otro yo deja abierta la llave del gas,
no se casa con nadie. 


En unos días, se alzará el telón. Comenzará pues el espectáculo y los figurantes ocuparán sus puestos.