jueves, 24 de diciembre de 2020

Redescubriendo a Bécquer en el 150 aniversario de su muerte: Recorrido literario y filatélico

El 22 de diciembre de 1870 fallecía en Madrid el poeta Gustavo Adolfo Bécquer. Acaban de cumplirse pues ciento cincuenta años de la muerte de uno de los autores más leídos de la literatura española. Sus "Rimas" han trascendido sobradamente desde el sentimiento y la intimidad en que fueron escritas, su poesía sencilla, sobria y conmovedora sigue cautivando a quien se acerca a ella, porque en sus versos reside la esencia del alma humana. La huella de Bécquer se advierte sin dificultad en los poetas que cronológicamente le siguieron, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y también los autores del 27. Baste recordar aquella cita que Rafael Alberti incluye en su libro "Sobre los ángeles", tomada de una de sus rimas, "Huésped de las nieblas..." Quién no ha aprendido y recitado algunos de sus versos, se ha emocionado con ellos. Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), considerado uno de los más genuinos representantes del romanticismo español, merece ser recordado y releído, estudiada su vida y su época. 

Han sido muchas las veces en que me he acercado a sus obras. La lectura adolescente de sus poemas se encuentra acaso en el origen de mi vocación literaria, aquella Antología perteneciente a la Biblioteca Básica Salvat (núm. 53), que teníamos en casa fue uno de mis primeros libros de poemas, compañero fiel de tiempos de mocedad, de primeros e idealizados romances. Las ediciones de Cátedra de "Rimas" y "Leyendas", me reportaron una visión más académica del poeta, las claves para interpretar con mayor rigor el contenido de su obra, sus formas de expresión y su temática. Siempre me fascinó esa atmósfera mágica, gótica, onírica y decadente de las "Leyendas", mestizaje entre historicismo e imaginación al servicio del relato. Son muchos los Bécquer que coexisten en la personalidad de Gustavo Adolfo. El de su Sevilla natal, andaluz y costumbrista, el afincado en Madrid, constructor de su propio destino, cronista y espectador de las convulsas sacudidas de la política del tiempo que le tocó vivir. Lejos de la bohemia de sus primeros días en la capital, terminaremos asistiendo a un Bécquer más burgués, más pragmático. Pero asimismo, no podemos olvidar al poeta en su celda del Monasterio de Veruela o el ensimismado por la belleza y los secretos de la imperial Toledo, que reflejó en varias de sus narraciones.  En estos días, regreso a Bécquer a través del excelente libro de Joan Estruch Tobella, "Bécquer, Vida y época", Editorial Cátedra (Serie Biografías), buscando redescubrir su obra y también su trayectoria vital, los avatares que marcaron su madurez personal y literaria. 

Pero es que uno también es coleccionista, y particularmente, devoto del sello y los efectos postales. Indagando en este mundo, se encuentran también las huellas del poeta sevillano, generalmente identificado mediante la imagen icónica del retrato realizado por su hermano Valeriano que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. En 1970, coincidiendo con el centenario de su muerte, se emite una serie de seis valores en la que aparecerán seis nombres relevantes de la literatura española, entre los que figura Gustavo Adolfo Bécquer (sello de 2 pesetas), quien está acompañado por el Premio Nobel Juan Ramón Jiménez, el egregio Miguel de Unamuno, Concha Espina, Guillén de Castro y el vate de Frades de la Sierra, José María Gabriel y Galán, del que se cumplían cien años de su nacimiento. 



Sobre de Primer Día de Circulación (21 de septiembre de 1970), en el que aparecen los sellos dedicados a José María Gabriel y Galán, Miguel de Unamuno y Gustavo Adolfo Bécquer. 

Serie emitida por la FNMT para la República de Guinea Ecuatorial con motivo de 175 aniversario del nacimiento de Gustavo Adolfo Bécquer (año 2011). 

En 1978 aparece de nuevo el poeta, esta vez en la representación que de él existe en el Parque de María Luisa de Sevilla, en el monumento que se le dedicó, obra de Lorenzo Coullaut Valera, inaugurado en 1911. Esta vez se trata de un "entero postal", que es ilustrado por dicho monumento, erigido por iniciativa de los Hermanos Álvarez Quintero, precisamente quienes se encargaron de elaborar el prólogo para sus Obras Completas, publicadas en Madrid en 1934. Es de forma circular compuesto de un busto en alto pedestal con tres figuras femeninas sedentes en un banco, que representan el “amor ilusionado”, el “amor poseído” y el “amor perdido”.


La efigie de Gustavo Adolfo, procedente también del retrato pintado por su hermano ilustrará el anverso de los billetes de 100 pesetas emitidos en 1965, además de la escenificación de una de sus rimas. En el reverso figura una dama romántica y la vista de la Catedral de Sevilla, con marca de agua en la que se observa la cabeza del músico Isaac Albéniz. 



Las tres ciudades que marcaron la vida del poeta: su Sevilla natal, el Madrid en que desarrolló su carrera literaria y Toledo, donde también vivió y que inspiró algunos de sus textos, entre los que se encuentran la Historia de los templos de España o las Leyendas "La ajorca de oro", "El Cristo de la calavera", "Tres fechas", "El beso" y "La rosa de pasión". Reproducimos a continuación tres tarjetas postales de primeros del siglo XX (circuladas en 1902, 1901 y 1907, con franqueo de Alfonso XIII; cadete), con vistas de estas tres ubicaciones. La primera, sevillana, recoge la imagen de la Plaza del Duque de la Victoria, situada no muy lejos de la casa natal del poeta; la segunda, madrileña, con la emblemática Puerta de Alcalá, y la tercera, toledana, con la imagen de la Puerta de Bisagra. 














domingo, 6 de diciembre de 2020

Postales y recuerdos para el aniversario de la Constitución Española

Para quienes hemos vivido los 42 años que hoy ha cumplido la Constitución Española de 1978, que hemos  estudiado su contenido y sus disposiciones, viendo cómo este país iba progresando y avanzaba por los senderos de la modernidad y la normalización de la convivencia, reconocer los valores que representa la Carta Magna resulta obligado. Y es que basta leer su preámbulo y su título preliminar para darse cuenta de que los principios y objetivos en su día proclamados por los constituyentes continúan siendo plenamente vigentes. Sin perjuicio de extremos puntuales que pudieran ser objeto de necesaria adaptación a la realidad cambiante de España y de nuestro tiempo, la filosofía que inspiró la redacción de aquel texto no puede perderse. Es tarea de todos preservar ese espíritu de concordia y respeto, de igualdad de derechos y oportunidades que se recogió en su articulado y al amparo del cual el país ha disfrutado de los años más fructíferos que se recuerdan. 

Repasaremos a través de la filatelia y las tarjetas postales aquellos pilares fundamentales que vertebran el sistema político instaurado por la Constitución cuyo aniversario hoy celebramos. 

Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado (art. 66).


 Tarjeta postal circulada en 1912 (franqueo 5 cts. Alfonso XIII), con la imagen de la Carrera de San Jerónimo y el Congreso de los Diputados (Madrid). 


Tarjeta postal de Madrid con el antiguo edificio del Senado. 

La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria (art. 1.3)


Tarjeta Postal circulada en 1902 en la que aparece el Rey Alfonso XIII dirigiéndose a la apertura de las Cortes de 1899. 

El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las Leyes (art. 97)


Sobre de Primer Día de Circulación de la serie conmemorativa del XXV Aniversario de la Constitución Española, emitida en 2003. Valor de 0,26 euros: "Del Gobierno y la Administración".

La Justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley (art. 117)


Sobre de Primer Día de Circulación de la serie conmemorativa del XXV Aniversario de la Constitución Española, emitida en 2003. Valor de 0,26 euros: "Del Poder Judicial".

El respeto a la división de poderes como eje fundamental del sistema democrático establecido por la Constitución es garantía de su estabilidad, quedando aquellos vinculados en todo caso a la salvaguarda de los derechos y libertades consagrados en la norma y al principio de legalidad.


Sobre de Primer Día de Circulación de la serie conmemorativa del XXV Aniversario de la Constitución Española, emitida en 2003. Valor de 0,26 euros: "De los derechos y deberes fundamentales".


Tarjeta Postal de Madrid, circulada en el siglo XIX, (fechada el 31 de diciembre de 1899),  con la imagen de la Carrera de San Jerónimo y el Congreso de los Diputados (Escalinata de los leones)

El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses (art. 137). 

   
Algunos de los sellos emitidos con motivo de la promulgación de los Estatutos de Autonomía de las Comunidades Autónomas.


Sobre de Primer Día de Circulación de la serie conmemorativa del XXV Aniversario de la Constitución Española, emitida en 2003. Valor de 0,26 euros: "De la organización territorial del Estado".

              

Ejemplar de mi primera Constitución y facsímil con las firmas de los titulares de las instituciones del estado en 1978. 


















sábado, 21 de noviembre de 2020

Hojas de la Memoria: Romanticismo y arte en las postales de la Belle Époque


Las nuevas tecnologías han relegado al terreno de la nostalgia, de lo vintage, hábitos tan arraigados antaño como el de escribir cartas, hacerlo con lápiz y papel, envolver luego el mensaje cuidadosamente por medio de un sobre, escribir la dirección, el remite, y finalmente, pegar sobre él un sello antes de depositar la misiva en un buzón o llevarla personalmente a una oficina de correos. Cada vez son menos los que siguen manuscribiendo cartas, y acaso tampoco tarjetas postales, imágenes a las que se adherían palabras, casi siempre desnudas, sin envoltura. 


Postales con dedicatorias y poemas

Muy populares a principios del siglo XX, en una época en que no existían los recursos gráficos de que hoy disponemos, las tarjetas se convirtieron en un vehículo que transportaba a otros lugares, otras ciudades, que permitían compartir deseos y sentimientos de todo tipo, ilustrados con el rostro de personajes conocidos o incluso con fotografías de los propios familiares. Es tan amplia la variedad temática de esta modalidad de comunicación que los coleccionistas de cartas postales (cartofilia), se sienten a menudo desbordados, con la sensación de encontrarse ante un océano inabarcable.



Los cabarets y las terrazas de París en las postales de primeros de siglo

Al subgénero de la llamada “postal romántica” pertenecen aquellas tarjetas que tienen como protagonista a la mujer, y muy especialmente, a las artistas de mayor renombre de esos años dentro del ámbito de las variedades, la revista, el cuplé, el teatro o la copla. Felicitar, recordar fechas señaladas, celebrar un encuentro, transmitir saludos, cualquier sentimiento tenía cabida en el pequeño espacio de estas cartas animadas. 

Un pequeño repaso a este catálogo nos llevará a recordar personajes tan célebres en esos años como el de Agustina Carolina del Carmen Otero Iglesias, conocida como “La Bella Otero”, bailarina española de gran fama y belleza que llegó a triunfar en el Folies Bergère de París, convirtiéndose en un auténtico icono de la Belle Époque parisina y en una de las mujeres más deseadas de su tiempo, como también lo fue la francesa Cléo de Mérode, contemporánea de la anterior e igualmente musa de importantes artistas, como el fotógrafo Émile Reutlinger, cuyas fotografías fueron utilizadas para la edición de tarjetas en las que aparecía dicha bailarina. 

       

Tarjetas postales con las imágenes de La Bella Otero y de Cléo de Mérode,
circuladas en 1902 y 1903 respectivamente

De Italia nos llegan postales con la imagen de Lina Cavalieri, cantante de ópera y actriz de cine, de azarosa vida y belleza espectacular, fallecida a causa de un bombardeo durante la II Guerra Mundial.


Pero igualmente en España, las artistas de la copla, la revista y la zarzuela tuvieron su sitio en las tarjetas postales, algunas muy elaboradas, con bordados y destellos de purpurina, que visten y ornamentan las imágenes de las protagonistas. Cantantes y actrices de gran éxito y popularidad se convierten de este modo en cómplices y aliadas del mensaje y la palabra, con la que han viajado, ignorando fronteras, hasta llegar a nuestros días.


Curiosa postal “higrométrica”,

con imagen de artista de la época,

que cambia de color de acuerdo con

las condiciones de humedad.

Obsérvese el vestido de la

protagonista, con bordados y

detalles en relieve.


Nombres como los de Pastora Imperio, Julia Fons, Raquel Meller, Tórtola Valencia, Rosario Guerrero, Elisa Romero, La Fornarina…, pues la lista es interminable, aparecen una y otra vez en los álbumes de tarjetas con el testimonio escrito de aquellos que las admiraban y quisieron compartir con los más cercanos su pasión por ellas.  

 

Recordémoslas ahora a través de las imágenes que ilustran las siguientes tarjetas.



Julia Fons, nacida en Sevilla, en 1882, fue artista que brilló en el género chico y el cuplé, protagonizando obras como “La Corte de Faraón”. Postales bordadas. 




Rosario Guerrero, conocida como La Bella Guerrero, fue una notable cupletista y bailarina. Popular por su tema “El Beso”, actuó en los principales teatros de la época.


Elisa Romero, nacida en Málaga, fue bailaora y cantante, actuó en el Teatro Novedades de Barcelona y el Café “La Gran Peña”, así como en diversos países de Latinoamérica.



Carmen Tórtola Valencia, bailarina española, especialista en danzas orientales, fue muy apreciada por los intelectuales de su tiempo. Pionera de la liberación de la mujer, recorrió muchos países con su arte, compartiendo escena con otras artistas como Raquel Meller.






      














domingo, 15 de noviembre de 2020

Ambivalencia

Ambivalencia. Según el Diccionario de la R.A.E., "estado de ánimo, transitorio o permanente, en el que coexisten dos emociones o sentimientos opuestos, como el amor y el odio". 

Ambivalente es el tiempo que se precipita desde las hojas del calendario, la atmósfera caprichosa que estos días de noviembre alterna mañanas luminosas y otras teñidas de niebla. En la seguridad del cuarto, sentimientos contradictorios. 

Hemos descubierto formas nuevas de abrirse al mundo, de salvar los obstáculos de la amenaza que allá afuera late, todavía impune, con su sorda estadística de nombres y de cifras. 

El año nos sorprendió desnudos, con las manos desguarnecidas y el verso a medio construir.

En la búsqueda de un antídoto trazamos itinerarios secretos, ocultos en los renglones de la tarde, buceando entre libros varados en la deriva del silencio. Miles de páginas para combatir la incertidumbre, el conflicto interior que empuja a ignorar el aliento de la borrasca cuando la prudencia llama a cubrirse el rostro, a eludir el colmillo del granizo. 

Acaso debemos aceptar que el mundo cabalga con pasos cortos




domingo, 27 de septiembre de 2020

Hojas de la memoria: El Palacio de los Golfines de Abajo y la malograda EXFILNA de Cáceres

Si las circunstancias hubieran sido las que se esperaban, por estas fechas estaríamos ya contando los días y las horas para la inauguración en Cáceres de la Exposición Filatélica Nacional, EXFILNA 2020. Cuando en febrero de este año ultimábamos los preparativos del evento ejerciendo de anfitriones de los responsables de Correos y la Federación Española de Sociedades Filatélicas, no podíamos imaginar que pocos días después, la pandemia provocada por la COVID-19 irrumpiría de forma devastadora en nuestra realidad cotidiana hasta hacerla añicos y arrastrarnos a un universo plagado de incertidumbres. La Exposición, que durante tantos años habíamos deseado y para la que llevábamos trabajando con enorme ilusión, terminó viéndose afectada por el efecto de la crisis sanitaria, y con ello, a finales de junio se decidió su suspensión, al no poderse asegurar que su celebración tendría lugar con las necesarias garantías, al implicar aglomeraciones y gran movimiento de personas en espacios cerrados, como la carpa que iba a instalarse en la Plaza Mayor o los recintos expositivos ubicados en la ciudad monumental. De todo esto, de que Cáceres fue malograda sede EXFILNA y de que una pandemia mundial nos hizo perder el tren de lo que había podido ser el mayor evento cultural de coleccionismo nunca celebrado en nuestra ciudad, nos quedará sin embargo el que por parte de Correos se van a emitir, coincidiendo con las fechas de la exposición (que ahora será virtual), varios efectos postales que tienen como protagonista a Cáceres, entre los que destacan una preciosa Hoja Bloque cuyo motivo será el Palacio de los Golfines de Abajo y un Pliego Premium sobre el 850 aniversario de la Orden de los Fratres de Cáceres.  Ojalá las circunstancias sanitarias vayan suavizándose y a finales de octubre den al menos una tregua que permita presentar estos sellos en el propio Palacio de los Golfines de Abajo (Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno), espacio que albergaría además una pequeña muestra filatélica representativa de lo que podía haber sido la magna exposición que hubiera sido EXFILNA 2020. Los filatelistas que mantuvieron durante años la afición al sello en nuestra ciudad y que en 1977 auspiciaron la constitución de la Asociación Cultural Filatélica y Numismática Cacereña, entre los que se encontraba mi padre, Juan José Gómez Rico, habrían disfrutado muchísimo viendo cómo Cáceres volvía a ser protagonista de los sellos de correos, como ya lo hicieron cuando en 1967 se emitió la mítica serie dedicada al Bimilenario de la fundación de la ciudad. Haber acogido una exposición como la que nos encontrábamos organizando cuando la COVID-19 irrumpió en nuestras vidas hubiera sido algo inolvidable. 


Fotografía de la Casa de los Golfines de Abajo, hacia 1900.


Postal perteneciente a la serie EJG Madrid-Irún, anterior a 1905. 
Vista del Palacio de los Golfines de Abajo, con su fachada plateresca y torre, 
en la que se aprecia su lateral encalado y daños en el matacán, al que le falta el balcón.


Fotografía tomada desde la Cuesta de la Compañía en la década de 1920. 
Se aprecia el estado de la Torre del Palacio de los Golfines de Abajo.

Aunque varios edificios y espacios de la Ciudad Monumental de Cáceres ya habían aparecido antes en la filatelia española, no lo había hecho el Palacio de los Golfines de Abajo, pese a su indiscutible belleza y gran valor histórico-artístico. Tan solo mediante los llamados "Tu Sellos" o "sellos personalizados", como los que se emitieron a instancia de la Asociación Filatélica de Cáceres con motivo de recientes exposiciones celebradas en la ciudad. 


Tarjeta Postal y sello personalizado emitidos a instancia de la Asociación Filatélica de Cáceres con motivo de la Exposición EXTREFIL 2013.


El entonces presidente de la Asociación Cultural Filatélica y Numismática Cacereña, 
Juan José Gómez Rico, muestra algunos de los sellos emitidos sobre Cáceres.
(1991, Foto Diario HOY).







domingo, 20 de septiembre de 2020

Un lugar llamado Antaño, de Olga Tokarczuk

No conocía a Olga Tokarczuk antes de que le fuera concedido el Premio Nobel de Literatura en su edición de 2018, aunque otorgado en 2019. No había leído nada de esta escritora polaca y solo hace unas pocas semanas me topé con uno de sus libros en los estantes de la librería que habitualmente frecuento. Me pudo la curiosidad y no tardé en comenzar a leer "Un lugar llamado Antaño" publicado por Anagrama (Panorama de Narrativas), cuya primera edición es de marzo de este mismo año 2020. Hoy he terminado la novela y he de confesar que  he disfrutado como hace tiempo no lo hacía con la narrativa. Desde el primero de sus breves capítulos, todos intitulados como "Tiempo de..." en referencia a cada uno de los diversos personajes que conviven en ese pequeño universo, el libro engancha y la historia se va haciendo cada vez más cercana, en gran medida como consecuencia del tratamiento que la autora dispensa a sus protagonistas, visibilizando sus sentimientos y encadenando sus respectivas tramas, que van desarrollándose en el marco de una amplia dimensión temporal (desde la primera guerra mundial y a lo largo de todo el siglo XX), en la cual asistimos al nacimiento, madurez y extinción de aquellos, que discurren parejos al cambiante escenario que les acoge. Se ha dicho que Tokarczuk cultiva una especie de "realismo mágico" e incluso se ha definido esta novela como "un cruce entre Cien años de soledad y un cuadro de Chagall". Ciertamente, nos encontramos ante una obra coral integrada por varias líneas argumentales que no obstante convergen en las vivencias de una familia que sirve de hilo conductor del relato, a modo de pequeña saga, en todo momento ágil y con preferencia del elemento psicológico sobre el puramente histórico o secuencial. Transcurre el tiempo, los personajes se someten a los avatares de la vida, envejecen y van apagándose. Afuera se suceden episodios, confrontaciones, tragedias, que la autora hilvana a la medida de aquellos, dotando a sus experiencias de una clarividente profundidad y humanidad, todo ello, valiéndose de una prosa plagada de connotaciones y recursos poéticos e incluso místicos. El libro contiene brillantes excursos reflexivos acertadamente insertos en la trama: "la vida no es buena con el hombre y lo único que está en sus manos es encontrar una concha para sí mismo y sus seres queridos y en ella perdurar hasta el momento de la liberación". Los personajes se hacen cotidianos y el lector se convierte en un espectador privilegiado que termina por familiarizar con ellos, implicándose en su destino. La maternal Misia, el introspectivo Izydor, la rebelde Espiga, son algunos de esos nombres que protagonizan los diversos "tiempos" de Antaño. Tokarczuk consigue además un curioso mestizaje entre la crudeza de la realidad que inevitablemente les atrapa y una atmósfera próxima a la Cábala judía con sus visiones laberínticas del mundo. En definitiva, una novela intensa, relajante, que invita a seguir disfrutando de la obra de esta autora. Ya me esperan "Los errantes", también publicado en Anagrama y que obtuvo el Premio Man Booker International. 





lunes, 7 de septiembre de 2020

Ya hace un año

¡Cómo ha cambiado todo en apenas unos meses! Estos días se cumple un año desde aquella escapada a Madrid para presentar mi libro "La complicidad de los amantes", el 9 de septiembre de 2019, en el Café Comercial. Nos juntamos allí un buen grupo de amigos y personas vinculadas a la literatura con la excusa de compartir mis poemas, que había publicado la editorial Takara apenas unos cuantos meses antes. La distancia y los avatares de este tiempo lleno de turbulencias que nos trajo el cambio de dígito del calendario terminaron por ahondar más esa brecha de la separación física. Despedíamos "La complicidad de los amantes", un frío día de enero, en la ciudad de Badajoz, ofreciendo de nuevo un recital poético-musical con la participación de los artistas José Luis Porras y Ana Peromingo. Luego vendría una primavera cargada de silencios y de ausencias, un túnel del que nos está costando salir. Recuerda uno aquel Madrid de la vieja normalidad, con su Rastro, sus cafés literarios, sus ahora vedadas aglomeraciones, como las del Retiro, durante la Feria del Libro, recientemente suspendida. Apenas si he vuelto a hablar o tener contacto con quienes asistieron a aquella presentación de septiembre de 2019. Aún recuerdo la estupenda introducción a cargo de Francisco Castañón y la gentil hospitalidad de Rafael Soler, el cariño de todos los que estuvisteis en el Café Comercial y con los que compartimos horas de tertulia y amistad después de la lectura. Escritores e ilustradores, cercanos todos. Espero repetir cuando se publique "Las erratas de la existencia", mi nuevo poemario. Ojalá que las cosas hayan vuelto a cambiar, para regresar a ese tiempo en que los abrazos estaban permitidos. 


viernes, 28 de agosto de 2020

Esperando a la esperanza

El tiempo que nos ha tocado vivir nos devuelve al absurdo. A un escenario donde nada resulta previsible, donde afloran los miedos, los resquemores y la desconfianza. Alguien diría que permanecemos a la espera, que seguimos el hilo de una partitura dodecafónica cuyas notas fluyen a la medida de cada revuelo, de cada alerta, de cada intervalo entre sístole y diástole. Leo en la prensa digital que el próximo tres de septiembre, en el Teatro "Reina Victoria", se estrena "Esperando a Godot", del irlandés, Premio Nobel de Literatura, Samuel Beckett, una de las obras más representativas del llamado "teatro del absurdo". Quién podría pensar que un texto como este continuaría gozando de vigencia todavía hoy, a caballo del siglo veintiuno. Rescato de mi biblioteca la versión traducida de Ana María Moix, y aunque no es el teatro un género de fácil lectura, me sumerjo en el entramado de los cinco personajes masculinos que se mueven en sus dos actos, tratando de dar cuerpo a la puesta en escena a través de las múltiples acotaciones que se entremezclan con los diálogos. Después del túnel que supuso el confinamiento, de "La vida en suspenso", en palabras de Jordi Doce, la crisis del hombre le ha hecho sentirse de nuevo vulnerable, expuesto al capricho de las inclemencias, necesitado de un tronco al que aferrarse, de una inyección de coraje. Como los personajes de la obra de Beckett,  acaso el hombre del siglo veintiuno también espera la llegada de Godot. Y mientras tanto, nada mejor que mirar hacia afuera, reconciliarse con  uno mismo a través del otro, levantarse con renovadas fuerzas. La poeta peruana Blanca Varela escribe: "soy un animal que no se resigna a morir" y en ello aparece resumida la esencia de la condición humana. Podrán sucederse las adversidades, los bandazos de la tormenta, mas la vida se entromete entre los obstáculos con paso firme.



sábado, 22 de agosto de 2020

Hojas de la Memoria: Taxis y coches de línea en Cáceres

Hace unos días, me alegró y sorprendió el mensaje recibido en mi correo, en el que un prestigioso historiador de la ciudad se hacía eco de uno de los textos publicados en este Blog a propósito de mis recuerdos y estampas familiares, facilitándome información valiosa sobre diversos antepasados comunes. Retomo pues ahora el hilo de aquellas publicaciones, surgidas al calor del confinamiento, y que a modo de "Hojas de la memoria", pretendían rescatar episodios o instantáneas de otro tiempo, con nuestra ciudad como telón de fondo, vista desde la perspectiva intrahistórica de unos personajes que se resisten al olvido. 

Recordaremos hoy la época de los viejos "coches de punto", las paradas de taxis del centro de Cáceres, los primeros autobuses y "coches de línea", y lo haremos de la mano de quien fue uno de los primeros profesionales del automóvil de la ciudad, mi antepasado Juan Gómez Navas (abuelo paterno).  En la conocida imagen de la Plaza Mayor de Cáceres procedente de la serie de tarjetas postales realizadas sobre fotografías de Luciano Roisin en la década de los años veinte del pasado siglo (número 2), y que reproduce Juan Ramón Marchena en su libro "Cáceres en el pasado", en los aledaños de la entonces existente bandeja central pueden verse los primeros taxis que circularon en la ciudad, conocidos como "coches de punto o plaza", nombre debido a que se contrataban en el lugar donde estaban situados y que servía de punto de referencia para fijar el precio de los servicios y desplazamientos.  Así se definen en el Diccionario de la Real Academia Española, como "coches matriculados y numerados con destino al servicio público por alquiler y que tiene un punto fijo de parada en plaza o calle". Existió en la Plaza Mayor una zona donde se situaban dichos vehículos y que luego, años más tarde, se convertiría en la popular "parada" de los coches de línea, autobuses y furgonetas que realizaban servicio a los pueblos y localidades próximas. Vista la Plaza desde las escaleras del Ayuntamiento, a su derecha, en la parte baja, rebasada la Torre de Bujaco y antes de llegar a la calle Arco de España. Allí hubo incluso un bar que se llamó "La Parada" y que luego sería "El Miajón", a finales de los años setenta y durante los ochenta. 



Tarjeta Postal realizada por Fototipia Thomas, de Barcelona (hacia 1914), en la que pueden verse claramente los coches de punto en la zona de la parada, parte baja de la Plaza Mayor.


Tarjeta Postal realizada sobre fotografía de Luciano Roisin (hacia 1927), donde se aprecian, a la derecha, junto a los portales, los primeros taxis o coches de punto.

El progreso y la evolución de la ciudad terminarían por oficializar las "paradas de taxis", y en la que se ubicó en la Plaza de San Juan, en la llamada "corredera", estacionaría durante muchos años su coche Juan Gómez Navas (1884-1972), desde finales de los años treinta y hasta mediados de los sesenta, un vehículo Fiat Balilla, con matrícula BA-4899. Juan Gómez, conductor de profesión, que había aprendido mecánica en los talleres de la marca "La Hispano Suiza", en Francia, era titular del carnet de conducir número 431 de España, clase "Primera", expedido el 29 de agosto de 1908 en Guipúzcoa, y tras prestar servicio en Alcántara, se instaló en la ciudad de Cáceres, donde había nacido, después de la Guerra Civil.


Documento acreditativo del pago de la contribución industrial habilitado para el Impuesto de Transportes referido al vehículo de Transporte de Viajeros BA-4899, propiedad de Juan Gómez Navas y correspondiente al 4º trimestre de 1939.


Tarjeta de aprovisionamiento de gasolina correspondiente al vehículo de Juan Gómez Navas, año 1942.



Imágenes del vehículo de servicio público propiedad de Juan Gómez, 
en los años cincuenta del pasado siglo



Juan Gómez, con otros vehículos de los que fue conductor

La parada de taxis de San Juan fue un pequeño microcosmos en el que se respiraba la vida cotidiana de la ciudad. Los taxistas fueron personas populares, que conocían a casi todos los vecinos, que contaban historias de sus andanzas, de los viajeros que habían transportado en sus vehículos, vidas y viajes que marcaron toda una época de nuestro país, en aquellos tiempos difíciles de la posguerra. También debieron ser muchas las vivencias de los conductores de coches de línea que terminaban sus servicios en la parada de la Plaza Mayor, cuando esta lucía su espléndida bandeja de piedra portuguesa y exuberante jardín con palmeras.


Tarjeta Postal en la que se observa la zona de la Plaza de San Juan en la que se encontraba la parada de taxis, así como los vehículos que aguardaban la llegada de los viajeros. Década de 1950. 


Tarjeta Postal en la que se observa la zona de "La Parada" en la Plaza Mayor, con los autobuses y vehículos de transporte. Década de 1950. 

Los documentos, fotografías y tarjetas postales reproducidos pertenecen a mi archivo personal.