domingo, 27 de septiembre de 2020
Hojas de la memoria: El Palacio de los Golfines de Abajo y la malograda EXFILNA de Cáceres
domingo, 20 de septiembre de 2020
Un lugar llamado Antaño, de Olga Tokarczuk
No conocía a Olga Tokarczuk antes de que le fuera concedido el Premio Nobel de Literatura en su edición de 2018, aunque otorgado en 2019. No había leído nada de esta escritora polaca y solo hace unas pocas semanas me topé con uno de sus libros en los estantes de la librería que habitualmente frecuento. Me pudo la curiosidad y no tardé en comenzar a leer "Un lugar llamado Antaño" publicado por Anagrama (Panorama de Narrativas), cuya primera edición es de marzo de este mismo año 2020. Hoy he terminado la novela y he de confesar que he disfrutado como hace tiempo no lo hacía con la narrativa. Desde el primero de sus breves capítulos, todos intitulados como "Tiempo de..." en referencia a cada uno de los diversos personajes que conviven en ese pequeño universo, el libro engancha y la historia se va haciendo cada vez más cercana, en gran medida como consecuencia del tratamiento que la autora dispensa a sus protagonistas, visibilizando sus sentimientos y encadenando sus respectivas tramas, que van desarrollándose en el marco de una amplia dimensión temporal (desde la primera guerra mundial y a lo largo de todo el siglo XX), en la cual asistimos al nacimiento, madurez y extinción de aquellos, que discurren parejos al cambiante escenario que les acoge. Se ha dicho que Tokarczuk cultiva una especie de "realismo mágico" e incluso se ha definido esta novela como "un cruce entre Cien años de soledad y un cuadro de Chagall". Ciertamente, nos encontramos ante una obra coral integrada por varias líneas argumentales que no obstante convergen en las vivencias de una familia que sirve de hilo conductor del relato, a modo de pequeña saga, en todo momento ágil y con preferencia del elemento psicológico sobre el puramente histórico o secuencial. Transcurre el tiempo, los personajes se someten a los avatares de la vida, envejecen y van apagándose. Afuera se suceden episodios, confrontaciones, tragedias, que la autora hilvana a la medida de aquellos, dotando a sus experiencias de una clarividente profundidad y humanidad, todo ello, valiéndose de una prosa plagada de connotaciones y recursos poéticos e incluso místicos. El libro contiene brillantes excursos reflexivos acertadamente insertos en la trama: "la vida no es buena con el hombre y lo único que está en sus manos es encontrar una concha para sí mismo y sus seres queridos y en ella perdurar hasta el momento de la liberación". Los personajes se hacen cotidianos y el lector se convierte en un espectador privilegiado que termina por familiarizar con ellos, implicándose en su destino. La maternal Misia, el introspectivo Izydor, la rebelde Espiga, son algunos de esos nombres que protagonizan los diversos "tiempos" de Antaño. Tokarczuk consigue además un curioso mestizaje entre la crudeza de la realidad que inevitablemente les atrapa y una atmósfera próxima a la Cábala judía con sus visiones laberínticas del mundo. En definitiva, una novela intensa, relajante, que invita a seguir disfrutando de la obra de esta autora. Ya me esperan "Los errantes", también publicado en Anagrama y que obtuvo el Premio Man Booker International.
lunes, 7 de septiembre de 2020
Ya hace un año
¡Cómo ha cambiado todo en apenas unos meses! Estos días se cumple un año desde aquella escapada a Madrid para presentar mi libro "La complicidad de los amantes", el 9 de septiembre de 2019, en el Café Comercial. Nos juntamos allí un buen grupo de amigos y personas vinculadas a la literatura con la excusa de compartir mis poemas, que había publicado la editorial Takara apenas unos cuantos meses antes. La distancia y los avatares de este tiempo lleno de turbulencias que nos trajo el cambio de dígito del calendario terminaron por ahondar más esa brecha de la separación física. Despedíamos "La complicidad de los amantes", un frío día de enero, en la ciudad de Badajoz, ofreciendo de nuevo un recital poético-musical con la participación de los artistas José Luis Porras y Ana Peromingo. Luego vendría una primavera cargada de silencios y de ausencias, un túnel del que nos está costando salir. Recuerda uno aquel Madrid de la vieja normalidad, con su Rastro, sus cafés literarios, sus ahora vedadas aglomeraciones, como las del Retiro, durante la Feria del Libro, recientemente suspendida. Apenas si he vuelto a hablar o tener contacto con quienes asistieron a aquella presentación de septiembre de 2019. Aún recuerdo la estupenda introducción a cargo de Francisco Castañón y la gentil hospitalidad de Rafael Soler, el cariño de todos los que estuvisteis en el Café Comercial y con los que compartimos horas de tertulia y amistad después de la lectura. Escritores e ilustradores, cercanos todos. Espero repetir cuando se publique "Las erratas de la existencia", mi nuevo poemario. Ojalá que las cosas hayan vuelto a cambiar, para regresar a ese tiempo en que los abrazos estaban permitidos.