sábado, 31 de agosto de 2024

Cuenta atrás para la inauguración de la Exposición Filatélica y Documental "Pinceladas históricas en torno a la Virgen de la Montaña: Otra visión del Centenario"


El coleccionismo de sellos (filatelia), de tarjetas postales (cartofilia) y de papel antiguo, en general, constituye una de las formas más didácticas y enriquecedoras de generar cultura e interés por los valores representativos del patrimonio, la historia y el legado de quienes nos precedieron. A través de los sellos, de la correspondencia, de las imágenes que incorporan las viejas tarjetas, vuelven a la vida espacios, acontecimientos, personajes, que de otro modo podrían haberse perdido con el transcurso de los tiempos. Con esta exposición pretendemos reconstruir, valiéndonos del sello, de las cartas, tarjetas y otros efectos postales, así como elementos de hemeroteca y fotografías, lo que fue uno de los eventos más significativos y recordados en la memoria colectiva de los cacereños durante el siglo XX, la Coronación Canónica de la Virgen de la Montaña, sin prescindir de otros acontecimientos o detalles relacionados con la Patrona de la ciudad. Planteada además la muestra desde la perspectiva del coleccionismo temático, entendida como filatelia de tema mariano, hemos querido que no se limite a la mera recreación de aquel evento histórico, intentando que abarque una visión más amplia de cuanto se encuentra relacionado, en general, con la coronación de imágenes de la Virgen, trascendiendo el ámbito de Cáceres, temática que no es en absoluto extraña al correo y a la filatelia, como puede comprobarse con el material que aquí se exhibe y con el que se han querido conmemorar efemérides similares, también en otros lugares. Los filatelistas de Extremadura no podíamos dejar pasar una oportunidad como ésta para plasmar, con la emisión de una tarjeta postal, un sello personalizado y sobre todo, un matasellos especial acuñado por Correos, la celebración que este año tiene lugar en la capital cacereña y a la que esta exposición pretende contribuir con su recorrido postal y documental. 

La exposición está organizada por la Asociación Cultural Filatélica y Numismática Cacereña y la Sección de Coleccionismo de la Asociación Cultural Norbanova, con la colaboración de la Federación Filatélica Extremeña (FEFIEX), Correos, así como de la Galería y Espacio Creativo “La lente y el pincel” en cuya zona expositiva estará instalada desde el 11 de septiembre al 20 de octubre. 



jueves, 15 de agosto de 2024

La vorágine de J.E. Rivera y otras "novelas de la selva"

Desde mi última entrada en esta bitácora, hace ya más de dos meses, apenas había vuelto a ocuparme de generar nuevo contenido. Otras ocupaciones, lecturas, viajes, compromisos varios, impedían dedicarle el tiempo que un blog de estas características requiere. Ahora, cuando los días de ocio del estío van tocando a su fin, retorno a estas páginas y justo quiero hacerlo donde entonces lo dejé, aún en medio de la prolongada resaca de aquellas memorables jornadas vividas en Colombia, tan enriquecedoras a nivel personal y cultural. Después de Gabo, protagonista de mis divagaciones anteriores, no se me ocurría  mejor final para esta experiencia americana que proponerme leer La vorágine, del escritor colombiano José Eustasio Rivera, y más aún en el año del centenario de su publicación. Toda la FILBo, en Bogotá, estaba impregnada de referencias a esa novela, hasta ese momento desconocida para mí, pero de la que pude captar algunas claves en los conversatorios impartidos por expertos sobre la materia. Luego, a bordo ya de sus páginas, me ha tenido navegando durante varias semanas al no poder dedicarle todo el tiempo que quisiera. A ello ha contribuido también la densidad de su lenguaje, no exento de dificultades,  la crudeza de las situaciones y el sentido envolvente de sus descripciones, sobre todo las concernientes a la selva, auténtico protagonista del relato, más allá del tono de diario de quien va engarzando los distintos episodios y escenas, sin perjuicio de la incursión de las andanzas de otros figurantes. 

Ante una novela de estas características, presente el período histórico en que es escrita, así como la trayectoria vital de su autor, advierte el lector las múltiples concomitancias con obras más o menos contemporáneas en las que el referido personaje selva desempeña un papel preponderante. De entrada, es inevitable no traer a colación El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, publicada en 1899, que sitúa su acción en la selva africana pero que, como La vorágine, está repleta de reflexiones y denuncias y plantea ese mismo escenario de conflicto y enfrentamiento en tromba entre el ser humano y la naturaleza virgen, crisol de fuerzas a las que aquél difícilmente puede hacer frente. Ambas novelas comparten la exposición de un mosaico de situaciones infames que dejan en evidencia la condición humana: esclavitud, impiedad, avaricia, racismo, y que sucumben cuando la jungla desencadena su poder y extiende sus tentáculos. Es una época en la que proliferan las recreaciones de lo exótico, pero donde también pugna la idealización propia del modernismo con el retrato descarnado y sin ambages de una realidad que se sitúa más allá del conformismo y las comodidades del mundo occidental o de la decadente metrópoli.

En la novela de Rivera descubrimos, sin embargo, constantes recursos de naturaleza poética claramente emparentados con la corriente modernista, imperante en la transición del siglo XIX al XX. Basta leer el comienzo de la segunda parte del libro, cuando el autor proclama: 

"¡Oh selva, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina! ¿Qué hado maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde?"  



Es una auténtica delicia la prosa, más bien poesía, de José Eustasio Rivera, de la que está colmado todo el relato, incluidos aquellos pasajes de mayor tenebrismo. Es continua la utilización de términos cultistas, de un lenguaje pleno de colorismo y descripciones sorprendentes, casi cinematográficas, con intensa profusión de adjetivos, algo que no veremos tanto en la obra de Conrad, más narrativa y documental, pero no por ello menos agobiante en su secuencia. Si Rivera nos conduce por los paisajes de la selva amazónica, por los ríos que la circundan y arraciman, Conrad lo hace a través del río Congo. En ambos casos, la atmósfera resultante deviene casi táctil, el lector se nutre del olor y hasta el sonido de ese universo verde en el que los protagonistas de sus historias se adentran y a cuya suerte se entregan, revelando todo un universo de injusticias y atropellos que piden ser denunciados y reparados. Es el propósito de Arturo Cova, esa suerte de Odiseo que desde Bogotá se embarca en un viaje sin retorno y deja constancia escrita de lo visto y lo vivido:

"...dejo este libro para que en él se entere de nuestra ruta por medio del croquis, imaginado, que dibujé. Cuide mucho estos manuscritos y póngalos en manos del cónsul. Son la historia nuestra, la desolada historia de los caucheros"Y aún se lamenta por todo lo que se dejó sin decir.  

En ese ciclo de novelas de selva se incluirá también, publicada en 1914, el célebre Tarzán de los monos de Edgar Rice Burroughs. La popularidad ulterior del personaje, convertido en un icono del celuloide, no debe ocultar que, una vez más, la historia de aventuras aparece construida sobre ese esquema de confrontación entre dos mundos opuestos, en medio del cual el héroe se erige en adalid de una naturaleza que se resiste a ser doblegada por la codicia y las ansias de poder de quienes creen ser capaces de someterla.