viernes, 1 de noviembre de 2013

1 de noviembre. A la sombra de D. Juan Tenorio.

Hace ya tiempo que en la televisión dejó de programarse la noche del 1 de noviembre la obra "Don Juan Tenorio", de José Zorrilla. Aún recuerdo aquellos "Estudio 1" en blanco y negro, el rumor de las espadas, el verso decadente en labios de los actores, los inmaculados hábitos de Doña Inés... Han pasado los años y la sociedad ha cambiado, también los estereotipos de los héroes y por supuesto las preferencias del público, cada vez más seducido por otras propuestas quizá menos complicadas y más festivas. Estaré chapado a la antigua, pero ese romanticismo quizá caduco del "Tenorio" continúa seduciéndome cuando llegan estas fechas. Sin duda, el siglo XIX queda ya muy lejano, pero al pasar delante de las viejas sepulturas, me llegan reminiscencias de aquellos personajes: D. Juan, Doña Inés, D. Félix de Montemar... Amor más poderoso que la muerte, despojos que parecen encarnarse en un escenario donde las sombras cobran protagonismo:


"¡Doña Inés!, Sombra querida, 
alma de mi corazón,
¡no me quites la razón
si me has de dejar la vida!"

Aquellos que allí reposan tal vez se sorprendan por el inusitado trasiego de visitantes que hoy pulularán en torno a la última morada de lo que un día fueron en vida. Me sigue estremeciendo el tono de la Rima LXXIII de Gustavo Adolfo Bécquer, cómo el olvido y el musgo terminan haciéndose los dueños...

"¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
quién se acordará?

(Rima LXI)





Primeros de noviembre. Fechas iniciáticas en la transición hacia el invierno, cuando la piel y el corazón se arrugan para hacerse maleables a las inclemencias de la ventisca. En otro tiempo me dejaba llevar por las fanfarronadas de D. Juan, por la compañía de los amigos más cercanos al calor de un improvisado fuego, donde unas pobres castañas se dejaban asar a merced de la tarde y el olor a jara quemada. Parece mentira cuántas hojas del calendario hemos arrancado desde entonces. 


1 comentario:

  1. Yo también opino como tú, vamos dejando nuestras costumbres y cogemos otras quizás más atractivas para los niños y jóvenes. Me imagino que si El Tenorio no hubiera formado parte de estas fiestas, mucha gente no sabría quien era Zorrilla. !Que buen articulo has hecho¡.

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