viernes, 6 de diciembre de 2019

En el día de la Constitución

También hace un año escribía algunas palabras sobre el significado de este día y lo que la Constitución Española de 1978 había significado para este país. Bien sabido es de dónde veníamos, lo que había costado apaciguar las voces de la discordia y reconducir tantas veredas, que discurrían separadas. Han pasado ya cuarenta y un años y el mundo es otro. De mis cincuenta y cinco, la mayor parte lo han sido al amparo de aquel texto, asistiendo a la construcción de una España que buscaba hacerse un lugar en los anaqueles de la modernidad, con el estandarte de la convivencia como emblema. Hoy, el escenario -ya lo decía- ha visto cambiar las condiciones climatológicas, cómo el lenguaje se hacía distinto, algo que no debe sorprender por cuanto el tiempo modela con su escoplo el rostro de los elementos y las facciones mudan sus rasgos. Sin embargo, de todo lo vivido, debemos aprender la prédica del sosiego, eludir que la tempestad dinamite los arquitrabes de la calma. Demasiado cruel es ya la memoria.




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