domingo, 6 de noviembre de 2022

Hojas de la memoria: Reseña histórica y material gráfico en torno a la Ermita de San Benito, aprovechando la visita con motivo de las Jornadas Góticas

El libro Historia del culto y del santuario de Nuestra Señora de la Montaña, de Miguel Ángel Orti Belmonte comienza diciendo: "Aledaño rodeaba a Cáceres un cinturón de ermitas...", para luego efectuar una breve referencia a algunas de ellas, como pórtico del relato que se disponía a efectuar acerca de cómo fue erigido el templo de la que luego llegaría a ser Patrona de la ciudad de Cáceres. Dentro de ese rosario de edificaciones religiosas, la mayor parte de pequeña factura, mencionaba las de Santa Lucía y San Benito, sin más detalle respecto de esta última que dicho santo "también tuvo culto en la Plaza Mayor, en el sitio donde más tarde se levantó la ermita de la Virgen de la Paz en el siglo XVIII". Situaba aquel santuario a San Benito más allá del radio de población, no muy lejos de donde también se hallaba la ermita de Santa Eulalia (Santa Olalla), en el denominado "Pago Ponciano". A falta de más datos, tenemos que retroceder hasta los últimos años del siglo XVIII (1794, según la nota que aparece en la portada del manuscrito), para conocer más información sobre San Benito, en este caso, de la mano del presbítero Simón Benito Boxoyo, en su trabajo Noticias históricas de la muy noble y leal villa de Cáceres, provincia de Extremadura. Monumentos de la antigüedad que conserva. Realiza Boxoyo un amplio recorrido por las ermitas de Cáceres y de sus alrededores, indicando sobre la que ahora nos ocupa que "San Benito fue monasterio" y que se encontraba en un collado, que llaman sierra de San Benito, que "no hace muchos años era un espeso monte de arbolado alto con abundancia de caza mayor". Del templo dice que es una "capaz iglesia", de tres naves y que "denota mucha antigüedad", reedificada y con buenas hospederías. Llama la atención sobre la devoción que se profesaba hacia la imagen del santo, de la que dice ser "la misma que, antes de la venida de los sarracenos a España, se veneraba en un monasterio que en este mismo sitio habitaron monjes benedictinos". Existe debate sobre el origen de la ermita y su carácter de cenobio, aunque en este sentido parecen inclinarse los diferentes estudiosos que han tratado el tema. La referencia de Boxoyo a un monasterio anterior a la invasión árabe vendría a apoyar la tesis de que sus orígenes se remontan a la época visigoda y al siglo VII, lo que parece suscribir también Alonso Corrales Gaitán en su obra Ermitas cacerenses, e igualmente José Antonio Ramos Rubio y Óscar de San Macario, que en su estudio sobre las Ermitas y oratorios de la tierra de Cáceres, señalan en esa centuria el origen del templo, de cuya extraordinaria antigüedad también se hace eco Publio Hurtado en Ayuntamiento y familias cacerenses, cuando indica que esta ermita es "una de las más antiguas de la comarca", y que tiene portales y dependencias, de los que dice que pudieran ser "restos probablemente de un monasterio antiquísimo". Ya en los tiempos de este autor la edificación se encontraría en estado ruinoso, y de ella también se comenta que sirvió como lazareto en época de epidemias. Como dato especialmente relevante y curioso, Publio Hurtado indica: "ya ha desaparecido, pero antes, había colgada junto al altar una tabla en que, bajo fe de escribano, se hacía específica mención de diez y seis milagros por virtud de los cuales, alcanzaron su salud otros tantos enfermos desahuciados, y entre ellos, cuatro endemoniados". A esta misma tabla se refiere José Luis Hinojal en su libro Magia y superstición en la vieja villa de Cáceres, recordando lo indicado por un fraile benedictino Fray Diego de Mecolaeta, que en uno de sus viajes habría tomado nota de su contenido, ubicándose cronológicamente la relación de milagros entre los años 1530 a 1533.  Coincide ello con lo que apunta Publio Hurtado, esto es, que la mayor parte de "estos sobrenaturales acontecimientos" habrían acaecido en el siglo XVI, que habría sido el de mayor esplendor de la ermita. Muy amplio es el estudio de José Antonio Ramos y Óscar San Macario, al que antes me he referido, quienes tras consultar abundante documentación, se ocupan de los distintos elementos del templo, entre los que destacan sus pinturas murales al fresco, bastante deterioradas, que datan de finales del siglo XVI. Igualmente, hacen referencia a que, como apuntaba también Alonso Corrales, la imagen de San Benito que presidía el altar mayor, se remontaría a esa misma centuria, correspondiéndose con la que se conserva en la Parroquia de San Eugenio de Aldea Moret. De la imagen originaria, llamada "San Benito el Viejo", se dice que "se encontraba llena de carcoma y xilófagos, optaron por quemarla y enterrar las cenizas en un lugar sin señalizar".   Afortunadamente, la ermita pudo ser restaurada en virtud de un programa dirigido por la Universidad Popular de Cáceres, entre los años 2007 y 2010, volviendo a abrirse al culto como templo adscrito a la parroquia de San Eugenio. Antes, en 1988, el periodista José María Parra Talavero publicaba un pequeño librito dedicado a la ermita de San Benito en el que, tras relatar los antecedentes históricos y artísticos del edificio, denunciaba su ruina y la urgente necesidad de su rehabilitación, incluyendo también algunas anécdotas interesantes como la que se refiere a la existencia de un cáliz de plata, realizado por el platero cacereño Juan de Pedraza, que habría sido entregado a la ermita por Álvaro de Paredes, hijo del Licenciado Espadero, en 1584 y que luego pasaría por diversas vicisitudes, encontrándose hoy desaparecido tras el robo de que fue objeto. 




Estado de la ermita de San Benito con anterioridad a la restauración (1993)








La edificación en la actualidad y detalles del interior y de sus pinturas


Plano de la ermita que aparece en el libro de Antonio Rubio Rojas

Con ocasión de las VII Jornadas Góticas de Cáceres, hemos visitado la ermita y sus alrededores en actividad coordinada por el escritor Alberto Navalón, que sitúa en sus dependencias uno de los capítulos de su novela El muladar de los muertos, que próximamente será publicada por la Editorial Norbanova. Se ha documentado el autor recopilando datos de las múltiples publicaciones que se refieren a la historia del templo y de sus avatares, entre los que se incluyen los ya mencionados presuntos milagros y episodios sobrenaturales, recogidos en los escritos de Alonso Corrales o José Luis Hinojal, procedentes de los hechos extraordinarios que aparecían relatados en la aludida tabla hoy perdida. En el curso de esta visita durante la mañana del domingo 6 de noviembre, hemos podido también contemplar el estado interior de la iglesia, sus pinturas murales, la bóveda sobre el altar mayor, así como la reliquia del santo y las antiguas esquilas, que han sido mostradas por el párroco como testimonio de la tradición y de la devoción que desde antiguo se ha profesado hacia aquel.


La reliquia y las esquilas de la antigua ermita




Visita a la ermita con ocasión de las VII Jornadas Góticas de Cáceres

BIBLIOGRAFÍA Y EDICIONES CONSULTADAS:

- Corrales Gaitán, Alonso: Ermitas cacerenses. Cámara de Comercio e Industria de Cáceres. Cáceres, 1998.

- Ramos Rubio, José Antonio y San Macario Sánchez, Óscar: Ermitas y oratorios de la tierra de Cáceres. Estudio histórico-artístico. Asamblea de Extremadura. 2013.

- Orti Belmonte, Miguel Ángel: Historia del Culto y del Santuario de Nuestra Sra. de la Montaña. Diputación Provincial de Cáceres. Servicios Culturales. Cáceres, 1949.

- Hinojal Santos, José Luis: Magia y superstición en la vieja villa de Cáceres. Tau Editores. Cáceres, 2018.

-Benito Boxoyo, Simón: Historia de Cáceres y su patrona. Publicaciones del Departamento Provincial de Seminarios de FET y de las JONS. Cáceres, 1952.

- Hurtado, Publio: Ayuntamiento y familias cacerenses. Cáceres, 1915.

- Rubio Rojas, Antonio: Cáceres, ciudad histórico-artística. Editorial Guadiloba. Cáceres, 1992.

- Parra Talavero, José María: Ermita de San Benito. Antecedentes Histórico-Artísticos. Editorial Guadiloba. Cáceres, 1988.









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