Llegados al punto de retomar esta bitácora, estrenado un año nuevo, no me sorprenden las dificultades que ello supone en la búsqueda del mejor "escenario" para ir dando rienda suelta a ideas y palabras que sirvan de frontispicio a una andadura más de este escaparate virtual al que uno ya le ha cogido cariño por la mayor versatilidad que ofrece frente al entorno más restringido y limitado de las publicaciones en redes sociales.
Llevo hablando mucho estos días del libro "Líneas de tiempo", que acaba de publicar Ediciones Vitruvio y que presentaremos el próximo martes, 15 de enero, en Cáceres. Prometo no seguir insistiendo con este tema, pero sí que esta primera entrada de 2019 beberá de sus fuentes para transportarnos a un universo creativo al que de alguna manera se rinde homenaje en las páginas de uno de los poemarios que integran aquella obra. No es tampoco la primera vez que me sumerjo en las envolventes aguas de la literatura inglesa del siglo XIX, y más en concreto, en la que protagonizaron autores hoy calificados como románticos, y también aquellos otros posteriores, que escribieron durante la llamada época victoriana, casi rozando ya el cambio de centuria. La complejidad y diversidad creativa en diferentes ámbitos durante esos años generó un curioso fenómeno de gusto por modelos literarios y artísticos muy anteriores, basados sobre todo en la antigüedad clásica o los maestros renacentistas, que a su vez se habían inspirado en esta. También se produjo un rescate de elementos pertenecientes al imaginario de la leyenda y los relatos medievales, lo que se llamó medievalismo victoriano, cuyos personajes y héroes se convirtieron en protagonistas de numerosas obras. Si traigo a colación todo esto es porque a finales de los años ochenta del pasado siglo, una de esas leyendas, ambientada en este caso en la cosmología artúrica, me entró literalmente por los ojos, a través de una pintura y luego, profundizando en su contenido, me llevó hasta la obra de un poeta inglés que había incorporado aquella historia a sus versos.
Poema original de Alfred Tennyson, publicado en 1832. Incluido en el libro "The Works of Tennyson", publicado por MacMillan & Co., en Londres, en 1898.
Ilustración de Dante Gabriel Rossetti para el poema de Tennyson
"The Lady of Shalott", inspiró así el cuerpo central de un poemario que luego fue premio "Ruta de la Plata" y que ahora ha podido editarse en su integridad en el ámbito de "Líneas de Tiempo". Hasta 1993 no pude contemplar el cuadro más icónico del pintor John William Waterhouse, en la antigua Tate Gallery de Londres (hoy Tate Britain), junto a otros pertenecientes a la Hermandad Prerrafaelita, de la que si bien no fue propiamente miembro, sí epígono y seguidor durante uno de sus períodos artísticos. Luego volví en 2013 y allí continuaba con toda su fuerza, volviendo a inspirar una nueva semblanza poética que se incluiría en "Escenarios" (2014). Me costó sin embargo acceder al texto en inglés de Alfred Lord Tennyson. Hay que agradecer al poeta y traductor Antonio Rivero Taravillo su excelente traducción y recopilación de los poemas de Tennyson, con "La Dama de Shalott" como buque insignia, en el marco de la colección "La Cruz del Sur", de Editorial Pre-Textos (núm. 570), editado en 2002. Como se indica en su prólogo, ya se habían realizado otras traducciones, pero ciertamente, la poesía de Tennyson no había tenido gran difusión en España.
Versiones en español de La Dama de Shalott.
A la izquierda, la publicada en 2002 por
Pre-Textos, con traducción de Antonio Rivero Taravillo.
A la derecha, edición de 2015 de Thule Ediciones,
con texto de Alvar Zaid e ilustraciones de Matthew Griffin,
inspiradas en el Libro de Kells.
Cuadro de John William Waterhouse en la Tate Britain de Londres
Siempre me fascinaron las historias que rodeaban al legendario rey Arturo y su castillo de Camelot, al universo de la Tabla Redonda y el Santo Grial, con sus caballeros. No hay que viajar mucho para adentrarse en su mundo. Aquí, en Cáceres, sorprende al despistado visitante que callejea por su ciudad monumental, el pub que ocupa los bajos del palacio de los Durán de la Rocha, junto a la cuesta del Marqués, en la calle Rincón de la Monja, conocido como Taberna del Inglés, en realidad "Taberna de Sir Lancelot", cuyo interior, a base de escaños y mesas de madera, con decoración ambientada en el mundo artúrico, fue realizada por su propietario, creando un ambiente proclive a la cultura que ha alumbrado iniciativas como el festival de música irlandesa o Irish Fleadh, y que mantiene lecturas literarias a micro abierto de forma intermitente el tercer lunes de cada mes durante el curso, las llamadas "Reading Sessions".
Para más información sobre este lugar de encanto, pueden consultar el enlace: http://www.extremadurate.es/2011/09/04/la-taberna-de-sir-lancelot-caceres/
Hecho este inciso, quien desee investigar acerca de la leyenda de La Dama de Shalott, no podrá dejar de leer "La muerte del Rey Arturo", obra de autor anónimo cuya publicación en Alianza, Biblioteca 30 Aniversario, contiene un amplio estudio, realizado por Carlos Alvar, al que no es ajeno el llamado episodio de la "Doncella de Escalot", historia de la que en gran medida procede el posterior poema de Tennyson (que publicó en 1832) y toda la iconografía realizada luego en torno suyo, sobre todo por los ya aludidos pintores de estética prerrafaelita. No es coincidente en todos sus extremos el relato del texto anónimo con el contenido del poema, pues allí la doncella muere "porque Lanzarote no quiso entregarle su amor", y de hecho, se cuenta cómo es enterrada en la Iglesia de Camelot en una hermosa tumba. Ninguna referencia se hace a hechizos, tapices mágicos ni maldiciones, pero sí al enfermizo arrebato que la dama siente por Lanzarote y cómo ello la conduce hasta la muerte, llegando hasta Camelot en el interior de una barca, siguiendo el curso de las aguas. La entrada "Escalot", del "Breve diccionario artúrico", del mismo Carlos Alvar, desarrolla igualmente los pormenores del relato, antecedentes y secuelas (páginas 105 a 107), haciendo hincapié en la interpretación romántica y mágica que posteriormente le brindó la poesía.
La historia aparece también y desarrollada mucho más ampliamente, aunque con otra perspectiva, en la obra de Sir Thomas Mallory, "La muerte de Arturo", donde la dama se identifica con la "Hermosa Doncella de Astolat", de la que se dice que "no cesaba de mirar maravillada a Sir Lanzarote", y por tal motivo, puso tal amor en él a causa de lo cual murió, y su nombre era Elaine le Blank. La muerte de la dama aparece en el capítulo 19 del libro XVIII, enunciado como "De la gran lamentación de la Hermosa Doncella de Astolat cuando Sir Lanzarote hubo de partir, y cómo murió por su amor", apareciendo en el capítulo siguiente cómo el cadáver de la doncella llegó hasta el rey Arturo y su enterramiento.
La Muerte de Arturo, de Sir Thomas Malory, en la excelente edición
realizada por Círculo de Lectores, compuesta de dos volúmenes
Versiones de The Lady of Shalott, realizadas por Waterhouse
La dama de Shalott en versión de Hunt
Lo que encontrarán los lectores en "Líneas de Tiempo" no será un remake del poema ni de la leyenda artúrica. Los versos que evocan la historia de la dama -solo una parte del poemario que lleva su nombre- centrarán su acento en la idea del amor condenado a muerte, a modo de elegía de un amor acabado, algo que en realidad también está presente en el resto de los poemas que forman parte de ese libro.
Ilustración de Deli Cornejo para "La dama de Shalott"
Hoy, la desgraciada historia de la Dama de Escalot o Astolat (Shalott), y sus versiones, pueblan la literatura, la pintura, e incluso la música. Para terminar este comentario, incluiré enlace a la extraordinaria interpretación que la cantante y arpista canadiense Loreena McKennitt efectuó del poema de Tennyson, una verdadera delicia.
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