Creía perdido el buen hábito de actualizar el Blog. Es implacable el tiempo, o mejor, la falta de tiempo, y más aún cuando te sobrevienen tareas por todos lados. El cuarto trimestre del año suele ser complicado, cargado de eventos y con el trabajo en sus cotas más elevadas de exigencia. Difícil pues encontrar ese deseado equilibrio que permita amansar la marejada que golpea desde todos los frentes.
En todo caso, desatender este cuaderno de bitácora virtual puede obedecer a múltiples causas y circunstancias. Quizá no tenga nada nuevo que merezca ser contado y ciertamente, el posicionamiento en redes sociales parece más productivo a efectos de dar visibilidad a lo que uno hace o piensa. Pero no nos llevemos a engaño, quizá la clave está en el interés que en los potenciales destinatarios suscitan los temas que uno trata, la longitud de los textos o reflexiones. Hoy día, la gente, acostumbrada a la concisión de las comunicaciones, a la urgencia casi telegráfica de WhatsApp, Instagram y aplicaciones similares, ha generado una visible pereza lectora que le hace rehuir de todo aquello que exceda de cierta extensión estereotipada o que contenga lo que aparentemente pueda ser entendido como disquisiciones sesudas. A todos nos pasa. Por eso, cada vez más se va imponiendo la necesidad de implementar pautas de lectura fácil que aminoren el tedio de enfrentarnos con párrafos interminables y sucesión de infinitas subordinadas que terminan haciéndonos perder el hilo.
Quiero pensar que a ello se debe la decreciente atención que tanto yo mismo, como quienes alguna vez visitaban periódicamente este Blog, hemos venido mostrando en los últimos tiempos. Llevo sin escribir nada aquí desde septiembre, y queda poco más de un mes para que finalice el año. He observado que no soy el único que ha caído en la desidia o el aburrimiento, que otros blogs antes muy activos son ya tierra baldía en la que nada nuevo crece. Si muchas veces se trata de convertir estas páginas en un diario donde contar lo que piensas, lo que has leído, el evento al que te gustaría asistir o del que has salido con una impresión agridulce, acaso ese mismo objetivo lo puedes conseguir a través de cualquier red social, en la que siempre dispondrás de muchos seguidores que te mostrarán su apoyo con sus likes y sus comentarios.
Es lo que hay, y de hecho, esta misma reflexión se transformará ahora en enlace para compartir en Facebook y que, quien así lo desee, pueda pulsarlo y acceder a su contenido. Se podrá estar o no de acuerdo, pero sigo creyendo que el territorio de la bitácora ofrece posibilidades más generosas para la creatividad y el desarrollo de la crítica o el comentario sosegado. Los criterios de lectura fácil abonan la opción de ese procedimiento ecléctico de transferencia por la vía de copiar y pegar links en el espacio que a cada uno mejor convenga. Por mi parte, y pese al lastre de la demora o la anemia de ideas, no dejaré este Escenario a su suerte, para que languidezca, enfermo de vejez. Prometo visitarlo de vez en cuando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario