sábado, 25 de abril de 2020

Perspectiva de género en Virginia Woolf

Acabo de leer "Un cuarto propio" de Virginia Woolf. El texto, escrito en el primer tercio del siglo XX, es un exponente de lo que hoy se conoce como "perspectiva de género", por cuanto sus reflexiones sobre la condición de la mujer y la problemática de las diferencias entre los sexos se adelantan a la interpretación que posteriormente ha ido consagrándose y que propugna la necesidad de superar las diferencias y desigualdades sociales entre hombres y mujeres, para reconocer que una cosa es la diferencia puramente biológica y otra son las ideas, convenciones sociales, elementos culturales que se han construido a lo largo del tiempo sobre la base de tales connotaciones sexuales diversas. El planteamiento de Virginia Woolf, a la búsqueda de material para elaborar un ensayo acerca de "Las mujeres y la novela", examina cuál ha sido la posición de la mujer desde la perspectiva de la creación literaria tomando como punto de partida sus referentes masculinos, así como la incidencia y evolución de la sociedad y de los pensadores, escritores, políticos, ¡todos hombres! El feminismo de Virginia Woolf surge como fruto de la indignación ante el tratamiento secular que hacia la mujer se ha venido dispensando, creando estereotipos que a la postre terminaron por cercenar su libertad, su capacidad de desarrollo intelectual y  de creación, al instaurar toda una serie de condicionantes culturales y sociales que en definitiva solo contribuían a su silencio y a su sumisión, haciendo del elemento sexo un muro las más de las veces infranqueable. Pero, con el trasfondo de la literatura y el largo camino de la mujer para vencer "las influencias de la sala común", el planteamiento de Virginia Woolf, no exento de crítica, anticipa las actuales interpretaciones que exceden de la diferencia entre los sexos y procuran una concepción integradora: "toda la mente debe estar abierta de par en par", y así, "es fatal para el que escribe pensar en su sexo". Resultará así absurdo e innecesariamente tendente a encasillar de principio la creación hablar de literatura de hombres o mujeres, o concebida por y para unos y otras. La superación de cuantos escollos han alimentado durante siglos la desigualdad y han contribuido a la preeminencia de un sexo sobre el otro generando formas de pensar y modos de actuar que en muchas ocasiones terminarán desembocando en actitudes de coacción y violencia, parte precisamente de ese reconocimiento de la realidad social igualitaria de ambos, algo que Virginia Woolf desde la literatura ya trazaba magistralmente a finales de los años veinte, cuando se escribió "Un cuarto propio", y en unos momentos en que comenzaban a proliferar movimientos e ideas que auguraban precisamente todo lo contrario.  Asumir hoy su pensamiento es reafirmar cuál debe ser el camino por el que ha de conducirse la sociedad y ayudará a vencer atávicos escenarios de conflicto.  


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