Desde su reaparición procesional en la Semana Santa de 1986, este año, por segunda vez, el Cristo Negro no realizará su estación de penitencia por las calles de la ciudad monumental de Cáceres. Si en 2008 el motivo fue la climatología adversa, procediendo la Hermandad a celebrar una procesión claustral solemne por el interior de la concatedral de Santa María, en 2020, será la terrible pandemia que nos afecta y el estado de alarma decretado con el fin de evitar la propagación del coronavirus, la causa por la que, al igual que el resto de actos de la Semana Santa, también la Cofradía del Cristo Negro no podrá efectuar su desfile. Desde luego, para muchos, y quien escribe será uno de ellos, este Miércoles Santo será bien distinto, con las calles vacías y un silencio que no responderá al voto de obediencia de los cofrades, aunque más que nunca, ese voto deberá tener un verdadero y profundo significado de compromiso con todos aquellos que en estos delicados momentos están afectados por la enfermedad, ya sea como pacientes o como personal sanitario o responsable de tareas y funciones esenciales, imprescindibles para que nuestra cotidianidad no se detenga y se siga plantando batalla a este enemigo microscópico que seguro que con esa entrega y la ayuda del Santísimo Cristo conseguiremos finalmente derrotar. No se escuchará pues, esta noche, la voz del Alcalde Mayordomo a las puertas del templo: "Que salga la Hermandad del Cristo Negro, Dios lo quiere así". Hemos de comprender que en esta ocasión, su deseo es que el pueblo permanezca alerta, confinado en sus casas, que la oración sea privada pero no menos intensa que la que espontáneamente se manifiesta al paso del Crucificado.
El Cristo Negro, preparado para iniciar su estación de penitencia, en los años en que partió de la Iglesia de San Francisco Javier
Retomando el hilo de los recuerdos familiares que sirvieron de excusa para mi anterior relato sobre el Domingo de Ramos, nuevamente habré de remontarme al siglo XIX para rescatar ahora la figura de Isidro Rico, al que se alude en la reseña que sobre el apellido "Rico" se hace en la obra "Ayuntamiento y familias cacerenses", del historiador e investigador cacereño Publio Hurtado (páginas 718-719). De Isidro Rico Jiménez se dice que fue maestro de escuela en el segundo tercio del referido siglo, mencionándose también a muchos de sus parientes, todos ellos posteriores, que se dedicaron a oficios muy diversos. Según investigaciones propias, Isidro habría sido el padre de Facundo Rico Fernández, quien casó con María Ramos Carpintero; y de su abundante descendencia, Mariano Rico Carpintero y su esposa Isabel Ojalvo Ramos, serían luego los padres de Ruperto Rico Ojalvo, este último, bisabuelo del que escribe, por partida doble, al ser padre de mis abuelas Manuela (materna) y Justa Isidra Rico Pérez (paterna), y quien según Publio Hurtado, tuvo además una hermana, Obdulia Rico Ojalvo, que fue Monja Trinitaria.
Antigua fotografía de Ruperto Rico Ojalvo, cuyo abuelo habría sido Isidro Rico
Imagen del taller de sastrería de José Rico Pérez, hijo de Ruperto Rico, donde aparece la viuda de este y algunos de sus otros hijos y nietas
Pero, ¿por qué razón traer a colación a todos estos antepasados en una entrada sobre el Cristo Negro? Porque de acuerdo con los documentos que obran sobre su Cofradía, rescatados y analizados por quien hoy ostenta el cargo de Alcalde-Mayordomo, Alonso J. Román Corrales Gaitán e impulsor de la recuperación de la Hermandad, la persona a que nos referíamos en primer lugar, Isidro Rico, fue precisamente uno de los últimos Mayordomos que aquella tuvo antes de que esta interrumpiera sus cultos en la segunda mitad del siglo XIX. En su libro "Historia y curiosidades de la Santa Hermandad del Cristo Negro" publicado en 1994 (páginas 106 y 107), se cita a Isidro Rico como el Mayordomo núm. 133, indicando que lo fue durante seis años, el penúltimo antes de que recogiera el testigo Agustín Escallón, que lo fue durante aproximadamente nueve años. Por las fechas que se indican, Isidro Rico debió ocupar el cargo en torno a los años cuarenta del siglo XIX, pues aunque quizá por error de transcripción, al hablar de los efectos que tuvo la desamortización de Mendizábal sobre el Convento de Santa María de Jesús, en el año 1843 (página 45), se menciona que "por aquel entonces era Mayordomo de nuestra Hermandad Julio Rico", entendemos que el resto de los datos llevan a pensar que se trataba de Isidro, al que le sucedió, como venimos diciendo, y según el resto de la información recogida en dicho libro, Agustín Escallón (núm. 134).
Entiendo pues que son muy elevadas las probabilidades de que aquel Isidro Rico que fue Mayordomo de la Cofradía del Cristo Negro a mediados del siglo XIX, fuera mi antepasado lejano, y en un día como hoy, parece obligado recordarle, como también a todos cuantos formaron parte de esta Hermandad desde tiempos inmemoriales, anteriores incluso al descubrimiento de América (no en vano, la Cofradía se fundó el 3 de mayo de 1490). No tengo memoria de mis abuelas, a las que no conocí, y aunque me consta que siempre fueron muy devotas y seguidoras de las tradiciones religiosas de Cáceres, desconozco lo que pudieran haber sabido de esta historia, acaso por su padre, si como vimos, debió ser nieto de Isidro. Lo cierto es que para quien lleva formando parte desde 1987 de esta Hermandad, habiendo ocupado diversos cargos en su Junta Directiva, es un verdadero honor contar con un precedente tan ilustre que vendría a enlazar las dos épocas históricas de aquella, y más aún cuando otro descendiente de Isidro, nieto a su vez de su nieto Ruperto, mi padre, Juan José Gómez Rico, sería distinguido por su devoción y fidelidad al Santo Crucifijo con el "Muñidor" en 2007, si bien a título póstumo, pues había fallecido el 15 de enero de ese mismo año, un título que sin duda alguna habría disfrutado enormemente de haberlo recibido en vida pues desde su reaparición como Cofradía, no dejó de tener presente en su vida al Santísimo Cristo, junto a sus otras dos devociones igualmente muy cacereñas, las de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen de la Montaña.
Entrega de los "Muñidores" de la Cofradía del Cristo Negro en 2007, que correspondieron a la Policía Local de Cáceres, Dña. Manolita Gaitán Bazaga y D. Juan José Gómez Rico (a título póstumo). En la foto, recogido por su nieta
Acaso en los genes de nuestra familia bullía esa impronta remota del Crucificado de Santa María y esta se fue propagando, ya en tiempos modernos, a través de sus diversas ramas, curiosamente todas vinculadas en último término al apellido Rico, pues no en vano, el también bisnieto de Manuela Flores Rico, Agustín García Trujillo, es actualmente hermano titular y ha sido directivo (y muñidor) del Cristo Negro y la nieta de aquella, Manuela Flores, fallecida en diciembre de 2019, quiso en sus últimos momentos contemplar la imagen del Santísimo Crucifijo de Santa María, antes de emprender su tránsito a la Casa del Padre.
Esta noche no se escuchará la esquila ni el tambor destemplado hará retumbar las piedras de la ciudad antigua de Cáceres. Pero todos llevaremos al Cristo Negro en nuestro corazón, esperando que con su ayuda amaine la incertidumbre y la desdicha de esta terrible pandemia y el aire fluya de nuevo limpio y bendecido, aguardando una vez más la llama de sus hachones y el aroma de su incienso.
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