domingo, 5 de abril de 2020

Sin tu latido. Mi homenaje a Luis Eduardo Aute

Solo escuché en directo una vez a Luis Eduardo Aute. Fue en Cáceres, a comienzos de los noventa, en la Plaza Mayor, en uno de aquellos escenarios con enormes gradas que se montaban para los Festivales de Teatro. No dejaría de acercarse a Extremadura en más ocasiones, y así, en 2015, presentó en la IV Feria del Libro de Trujillo su libro "Claroscuros y otros pentimentos" (Editorial Pigmalión), y actuó en el Festival Europa Sur de Cáceres. No tuve entonces la oportunidad de verle ni disfrutar de su poesía y de su música, y no mucho tiempo después, el 8 de agosto de 2016 sufriría un infarto que marcó el comienzo de su decadencia física. Le recuerdo sin embargo en aquel extraordinario concierto de la década de los noventa, con sus energías intactas, más de dos horas de repaso de toda su trayectoria, la que había sido sin duda, la banda sonora de mi propia adolescencia y el germen de mis incursiones en el mundo de la música, guitarra en mano, siempre con sus canciones prendidas de los labios y sus acordes modelando los dedos a lo largo de sus dóciles trastes. Conservo así las dos viejas cintas de cassette de su disco "Entre amigos", grabado en el legendario concierto que ofreció en el Teatro Salamanca de Madrid, el 4 de marzo de 1983, una auténtica joya que además nos haría a muchos jóvenes como yo descubrir las voces de la llamada "Nueva trova cubana", y más en particular, a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, sin olvidar que también le acompañaron otros igualmente grandes como Joan Manuel Serrat o Teddy Bautista. Aquellas canciones tenían algo mágico y uno no paraba de querer tocarlas en unos momentos de incipiente aprendizaje, cantarlas en cualquier sitio, pero siempre con el calor de amigos y amigas que compartían el mismo entusiasmo por el lirismo de las letras y el mensaje que encerraban. Todos esos poetas/músicos me hicieron en gran medida como soy y les estaré agradecido de por vida. Eran horas y horas tarareando aquellas melodías, buscando conseguir sus discos, sus partituras. Incontables las veces que habré cantado "Al alba" en tantos sitios y con tantas compañías. En las residencias de estudiantes, con compañeros de carrera, en las mismas calles de la ciudad monumental, al atardecer, mirando al mar... Aquella canción que Aute dedicó a los seis jóvenes patriotas guatemaltecos fusilados al amanecer por el Gobierno de Ríos Montt. Y qué no decir de "Las cuatro y diez" o "Rosas en el mar", y tantas otras. Cada siguiente trabajo suyo marcaba un nuevo antes y un después, un aluvión de poemas de lo cotidiano, que conseguían atraparnos en su envolvente atmósfera. En 1984 publica "Cuerpo a Cuerpo", con temas inolvidables como "Cine, cine" o "Una de dos", y la que para mí es una de mis baladas fetiche, "Sin tu latido"


Eran tiempos de amores estrenados, de escarceos literarios, de ausencias y distancias. Nunca olvidaré la noche en que, en uno de aquellos pisos de estudiantes del Cáceres de finales de los ochenta, junto a dos amigos, entonces pareja, cantábamos esa canción evocando la falta de otra persona que completaba el círculo. No dejé de escucharle, como tampoco a Joan Manuel, Silvio o Pablo, aunque la vida surcase luego otros territorios y mudasen por completo los personajes del escenario. Aquellos discos, y otros como "Fuga", "Templo", "Nudo", sin olvidar los últimos publicados, siguieron ilustrando horas de búsqueda de la inspiración, urgiendo la necesidad de una guitarra próxima. Imagino que ahora, Luis Eduardo será un personaje más en aquel universo llamado "Vailima" que tan bellamente inauguraba su disco "Fuga". Habrá vuelto por fin a Tahití para reencontrarse con otros espíritus creativos como Paul Gauguin o compartir aventuras con Robinson Crusoe. Para nosotros, ahora huérfanos de su latido, al menos nos quedará por siempre su música, sus poemas, sus cuadros, su impronta que nos hizo ser como somos. 

Gracias, Luis Eduardo, hasta siempre. 


VAILIMA, Luis Eduardo Aute (Fuga, 1984)



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